La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid presenta entre el 2 y el 4 de enero, Drumming, un ciclo de conciertos cuyo único instrumento es la batería. Este original proyecto viene de la mano de ocho músicos que quieren mostrar un panorama completo del mundo de la batería desde el lenguaje contemporáneo y así mostrar las posibilidades y colores de un instrumento gigante. Habrá seis conciertos para mayores y tres conciertos para toda la familia. Para estos últimos, Marcos Junquera y Eduard Pou (ambos componentes de la orquesta del Caballo Ganador) presentarán y enseñarán a los más pequeños cuáles son las posibilidades de un arte como el de percutir, sonar, ritmar…
Drumming pone de manifiesto la relevancia de un instrumento al que, desde el latido del corazón a los primeros impulsos rítmicos de la niñez, nos sentimos conectados casi por instinto. El acercamiento poco convencional de estos artistas disidentes, y sus sets de sólo batería, no sólo reivindica la habilidad de este instrumento como herramienta musical de comunicación, sino que augura una evolución que no ha hecho más que empezar.
En 2012, La Casa Encendida empezó el año con un ciclo dedicado íntegramente al piano. Tras el éxito de Pianismos los días 2, 3 y 4 de enero en el Auditorio de La Casa Encendida Neil Turpin, Alex Neilson y Seb Rochford entre otros, serán los encargados de introducir al espectador en una nueva experiencia musical, demostrando que es posible hacer excelente composiciones con un único instrumento de percusión.
Formado académicamente como arquitecto, el francés Jason Van Gulick, lleva más de una década dinamitando los cimientos de la batería. Ajeno a limitaciones estéticas, disciplinares o formales, ha desarrollado su discurso confrontando el carácter acústico del instrumento con su amplificación a través de micros y sensores, jugando con las posibilidades que se abren al mezcla
rlos y explorar la arquitectura de los espacios. Su dilatado bagaje parte del hardcore o el rock extremo con el que se fogueó en sus inicios, transita por el jazz contemporáneo, la percusión clásica, el noise, el doom y la improvisación, y viene desarrollándose en una miríada de proyectos musicales (presta sus servicios, por ejemplo, a la ilustre Carla Bozulich y su evangelista), audiovisuales, teatrales o intervenciones artísticas.
Tibet (Current 93) o Richard Youngs, Alex Neilson es un batería atípico. Obsesionado desde su adolescencia con la tradición folk, género en el que ha profundizado con su banda Trembling Bells–, este improvisador nato aterriza en Madrid de la mano de la pintora Lucy Stein. Juntos han concebido The Temptation of Space, una actuación interactiva concebida en especial para Drumming en la que las percusiones de él y la obra gráfica de ella se unen en un cadáver exquisito multidimensional. La pieza tendrá una inclinación ritual, combinando imaginería folk con explosiva improvisación para crear una experiencia sensorial única.
Tremendamente técnico pero con un sentido del feeling realmente especial, Seb Rochford es conocido por su proyecto Polar Bear, un posmoderno crossover de free jazz, indie electrónico y funk que hasta ha recibido nominaciones a los Mercury Music Prize.
Experimentado a la vez que experimental, su bagaje como músico de estudio y su inigualable talento le han llevado a participar en grabaciones de artistas tan dispares como Patti Smith, Brian Eno, Paul McCartney, Adele, Herbie Hancock o los Babyshambles de Pete Doherty, grupo en el que participó en su formación inicial. Un todoterreno musical.
Enemigo acérrimo de los convencionalismos, Chris Corsano alimentó su espíritu improvisador a mediados de los 90 viendo actuar a popes del free jazz como William Parker y Cecil Taylor. Aliado desde entonces al saxofonista Paul Flaherty, cuya fructífera relación se mantiene intacta, Corsano ha cultivado su heterodoxo acercamiento a la batería junto a artistas como los Sonic Youth, Thurston Moore y Kim Gordon, Jandek, Ben Chasny (Six Organs of Admittance) o Björk, quien le reclutó para su álbum Volta y con quien giró durante casi dos años. Su espíritu libre y su búsqueda constante de nuevos horizontes estéticos, rítmicos y melódicos le convierten en el máximo exponente de la descontextualización y evolución de la batería contemporánea.