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Los vecinos de Arganzuela buscan a los antiguos trabajadores del Mercado de Frutas y Verduras

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A comienzos del siglo XX, Madrid era un hervidero de gentes venidas de toda la geografía española. Los pueblos limítrofes ya no eran capaces de abastecer las demandas de una urbe que había dejado de ser una pequeña capital europea. Fue entonces cuando el Ayuntamiento impulsó su Plan General de Mercados, que supuso el germen del Matadero y del Mercado Central de Frutas y Verduras de Legazpi. Hoy, justo hace 81 años, se inauguraba una instalación considerada entonces de las más modernas de la Villa, y se cerraba el antiguo Mercado de La Cebada.

Con motivo de esta efeméride, el Espacio Vecinal de Arganzuela (EVA), establecido puntualmente en el antiguo Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi, quiere ahora recuperar el legado del mercado y por eso ha hecho un llamamiento para lo que se antoja una labor complicada: encontrar algunas de aquellas personas que trabajaron en el antiguo mercado para que, con su testimonio y recuerdos, “puedan ayudar a reconstruir y proteger el imaginario colectivo de este edificio”. “Queremos reunir información sobre la Historia del mercado para poner en valor su memoria”, sostiene uno de los portavoces de EVA.

Bajo el lema ‘Lo celebramos fuera. Queremos estar dentro’, los integrantes de EVA pretenden hacer un llamamiento al Ayuntamiento para que no continúe al 100% con su proyecto de trasladar a 2.000 funcionarios allí. “Sería alterar al sentido y destrozar el interior”, argumentan, aunque agradecen que el equipo de Ahora Madrid vaya a destinar un 45% del espacio a zonas verdes y equipamientos vecinales. “En el futuro puede quedar reducido a un simple solar aséptico y funcional”, denuncian.

De momento, seguirán celebrando eventos en su exterior, como llevan cerca de un año haciendo con la huerta instalada en el vado de Santa Catalina. Una “concentración reivindicativa” como la de hoy en la que una marcha en bicicleta, coloquios y hasta una clase de yoga animarán a los vecinos a descubrir un espacio fundamental para entender lo que es hoy en día el barrio de Legazpi.

Pero los actos de celebración no se quedan ahí. El colectivo pretende que hasta ellos acudan antiguos trabajadores que les expliquen cómo era. Historia viva de un edificio con la que además se pretende realizar un archivo fotográfico y que hoy, 81 años después de su inauguración, vuelve a latir con fuerza.

Un mercado único

El mercado, que comenzó su actividad un 23 de abril de 1935 es una de las pocas obras civiles republicanas de este tipo que se conservan. Peor suerte corrió su hermano el Mercado de Olavide, que fue dinamitado sin tener en cuenta su valor patrimonial. Según el profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Sergio Martín Blas, el ladrillo y el hormigón es lo que hacen especial a este edificio: “La presencia de un material tan madrileño como el ladrillo es lo que lo relaciona con el Matadero”. Y es que el Mercado Central de Frutas y Verduras supuso el fin de una campaña de construcciones que empezaron en 1910. “Lo que me preocupa del proyecto del Ayuntamiento es que el ladrillo desaparece y convierte al edificio en uno genérico”, apunta.

La estructura de hormigón es la otra gran baza de este edificio. “No existe en toda España, ni en muchas capitales, una calle al descubierto a modo de acueducto a base de pérgolas que llevan a la primera planta como la del mercado”, explica el también miembro del grupo de investigación NuTAC. Un elemento que, al igual que la pasarela aérea que divide los dos patios, desaparecerán con el nuevo proyecto.

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