Hace unos días, escuché las manifestaciones de la ministra Salgado sobre los presupuestos del ejercicio 2010, y tales manifestaciones trajeron a mi recuerdo la deliciosa película, Atraco a las tres, en esta ocasión como nueva versión carente de ficción, decencia, ecuanimidad y gracia. Al parecer, nos van a subir el IVA del 7 al 8 % en artículos de primera necesidad (14 % de incremento) y del 16 al 18% en los restantes tramos de dicho impuesto (12,5% de incremento). Se suprimirán los 400 euros de deducción (100% de su valor) y las rentas de capital pasarán del 18 al 19 % para rentas inferiores a 6.000 euros y del 18 al 21% para rentas de superior cuantía (cerca del 17% de incremento) a pesar de que los dividendos deberían estar exentos tras pagar el impuesto que graba los resultados de sociedades anónimas de los que emanan. Por el contrario las SICAV (por donde andan los de la ceja y no pocos políticos del multicolor marco parlamentario) se quedan en el 1% como hasta ahora. Si a esto se le llama justicia contributiva y se persigue que paguen más los que más tienen, el efecto cierto y real es, justamente todo lo contrario. Por eso, este nuevo Atraco a las tres es un saqueo despiadado a la cartera de los contribuyentes que viven de su esfuerzo y su trabajo y una especie de panacea más para los que viven del cuento, permanentemente instalados en las triquiñuelas de llevárselo crudo con impunidad y legislar y mirar para otro lado. Y más vale no hablar de esa cosa anodina (por decirlo de una forma piadosa) que llamamos sindicatos.
