Acaban de divorciarme. Digo bien, pues no me quedaba otra: o era de mutuo acuerdo o por lo contencioso y como mi marido no iba a recapacitar…
Una vez en el juzgado, ¡qué pena!, aquello parecía la carnicería. Cada dos minutos pasaba una pareja: primero uno, luego otro… y ya estabas soltero. Así de fácil y sin tener en cuenta, como en mi caso, 32 años y un mes de matrimonio. Más de tres décadas tiradas a la basura en un plis-plas simplemente con reconocer una firma. En dos minutos me quedé sin marido. Eso sí, él no se opuso a nada con tal de divorciarse. Yo me he quedado con una depresión muy grande que no me quita nadie y él se ha quedado sin embargo con el piso de Alicante que yo le cedí para no obligarle a abandonar su trabajo. Yo me he venido a Madrid, perdiendo a mi hija y mi nieto, al que he criado desde que nació, pues ellos también tienen su vida en Alicante.
¿Qué está pasando en España que cada día hay más familias destrozadas?, ¿en qué nos estamos convirtiendo?
Yo era feliz como canguro, madre y esposa y ahora todo eso lo he perdido.
