Este héroe moderno, la Juana de Arco de los medios de comunicación, no necesita ni espada, ni lanza, ni arco, ni flecha, ni pistola, ni balas, ni hacha, ni bayoneta… Su lengua biperina y difamadora, la pretendida fuente de saber absoluto y de conciencia correcta que sigue las directrices de una moralidad que todo ser humano cabal debería adoptar, es mayor que todas las armas citadas juntas. Este personaje quijotesco, con la altura de su escudero Sancho Panza, no se diferencia mucho del de la novela de Cervantes: ambos ven horribles monstruos donde no los hay, hablan de la locura o el mal juicio de algunos sin haberse hecho un chequeo antes, su irracionalidad cada vez consigue menos adeptos, apelan a un espíritu que ya no se lleva… Y ahora que es primavera, que dicen que la sangre altera, nuestro ‘Fede’, el sabio predicador del apocalipsis, tiene las hormonas más revolucionadas que de costumbre: ya no le basta descalificar a la oposición, ‘Fede’ se atreve con todo.
