Un Relámpago, un Trueno, una Tormenta
pasaron por mi cabeza.
Un amanecer,
un ayer, un hoy, un mañana,
una noche cierras los ojos
pensando en el nuevo día,
y sin darte cuenta
se te fue parte de tu vida,
y mirando para atrás piensas.
¿Qué hice en este tiempo
viví en sueños o aproveché
la luz del Relámpago
al amanecer del nuevo día?
Cuanto deje por hacer
en el tiempo que duró el Trueno,
me senté por miedo
en lugar de salir a enfrentarme
al mundo que me estaba esperando
retando mi cobardía.
Y en el tiempo que duró la Tormenta
cuantas veces no escuché la voz de mi conciencia
y sin hacer caso me cerré mi propia puerta,
¿o no oí bien lo que me decía mi cabeza?
¿Y en el soplo del año cuántos suspiros pasaron
recordando aquellos tiempos tan poco
aprovechados?
Cuántos errores cometidos sin poder
rectificarlos.
Te cortaron los vuelos
antes de utilizarlos
y se te clavó un cañón
que no tiraste con fuerza
para poder arrancarlos
mientras duró la Tormenta,
o te estancaste en la vida
quedándote abatida
por pura cobardía.
Siendo inteligente viviste ignorante
por no enfrentarte a la vida
luchaste poco y te diste por vencida.
Derrotada no supiste sacarte la espina
y quedaste acomplejada,
porque hoy es tarde amiga mía.
El Relámpago se apaga,
el Trueno se difumina,
la Tormenta se aleja,
y tú quedaste atrapada y arrepentida.
Y es que el tiempo no retoma
para dar otra oportunidad en la vida:
Ya eres mujer mayor
que un día fuiste una niña.
