Como madrileño y como observador de la vida diaria de Madrid, saco la conclusión de que los dirigentes de los servicios públicos de transporte de la capital -al igual que muchos dirigentes políticos- viven de espaldas a la realidad cotidiana de nuestra ciudad y manejando datos que han quedado obsoletos.
Sólo así puede explicarse que no se hayan dado cuenta de que los madrileños autóctonos cada vez salen menos de vacaciones en agosto (por obvias razones "hipotecarias"), que la creciente población inmigrante no suele moverse de su punto de residencia y que, por otra parte, seguimos siendo una de las ciudades más visitadas de España por el turismo, lo que ha hecho pasar a "peor vida" ese Madrid que disfrutaba de calles semivacías de tráfico y peatones en la época estival.
Todo esto conforma un amplísimo grupo de usuarios del servicio público que se encuentran con la sorpresa diaria de que la frecuencia de paso de los vehículos ha decrecido notablemente, dando lugar así a un paisaje urbano tercermundista, con colas de pasajeros que ni siquiera se ven en temporada no veraniega y teniendo que sufrir iguales o más incomodidades y apreturas que en "temporada alta", y sin que el precio del servicio baje un solo céntimo de su coste normal.
¿Sería tan difícil, queridos y respetados dirigentes del transporte público, mantener el mismo régimen de paso en verano que en el resto del año, aunque sólo fuera en las "horas punta", o habrá que pedirles a la presidenta de la Comunidad y al alcalde que tomen este asunto de interés general como prioritario de cara al "nuevo curso", por bien de todos los madrileños y visitantes de nuestra preciosa y sufrida Villa y Corte?
