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Desalojado el edificio de la calle Libertad 24 donde vivía una decena de okupas

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Cerca del antiguo Mercado de San Antón, en pleno barrio de Chueca, se encuentra la calle Libertad. Conocida popularmente por  salas donde famosos cantautores dan sus conciertos, desde hace unos meses esta calle ha salido a la luz por la okupación de uno de sus inmuebles. Concretamente el del número 24 donde, hasta hace unas tres semanas, un grupo de cerca de una decena de okupas -según afirman los vecinos- residía allí de forma habitual. “Normalmente no molestan durante la semana aunque sí se notan más ruidos los fines de semana porque ponen música, hacen conciertos, etc.”, explicaba uno de los vecinos que reside en una de las viviendas adyacentes al inmueble okupado. Sin embargo, y según han confirmado a este periódico trabajadores de una tienda de electricidad cercana, “el edificio ya está desalojado desde hace más o menos tres semanas, antes de las fiestas del Orgullo Gay. Ahora han puesto a un vigilante para evitar que vuelva a ser okupado y han apuntalado todo el edificio, ya que estaba en ruinas”. 

Okupado más de una vez
Los vecinos, que llevan “prácticamente toda la vida viviendo allí”, ya han visto más de una okupación en ese edificio: “han llegado a pagar por quedarse a dormir allí”. Según cuentan, el inmueble de tres plantas perteneció a la productora Columbia, posteriormente pasó a manos de un trabajador de Televisión Española y ahora a su actual dueño del que los vecinos desconocen su identidad. Para ellos, una de las mayores preocupaciones es el estado en el que se encuentra el edificio “se puede caer en cualquier momento y con gente dentro podía haber ocurrido una desgracia”. Algunos afirman que hace unos años colocaron un andamio en la fachada “creíamos que lo iban a reformar para hacer viviendas nuevas pero al final lo terminaron quitando porque estorbaba. Nadie se preocupa por el estado del edificio”. Ahora parece que se tomarán medidas y definitivamente este inmueble no se convertirá en otro Patio Maravillas. Circunstancia con la que los vecinos reconocen que no se sentirían incómodos: “creo que aprovechar un lugar que está abandonado para hacer actividades culturales y sociales no estaría mal. Falta mucho de eso en esta ciudad pero que se ofrezcan condiciones y, sobre todo, que no se les vaya de madre y  conviertan esa intención social en días de fiesta y ruidos”.

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