El portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetztky, exige al Ayuntamiento que revierta a los madrileños el campo de golf impulsado por el gobierno de Esperanza Aguirre en el distrito de Chamberí, tras hacerse pública una sentencia del Tribunal Supremo, “que ya no tiene más recorrido jurídico”, que declara ilegal la actual instalación.
El fallo del Alto Tribunal echa por tierra el argumento de la Comunidad de Madrid que declaró de “interés general” la instalación de un campo privado de golf en terrenos que tenían la autorización de convertirse en espacio público de recreo. “Ahora se quedan sin argumento y sin autorización”, ha señalado Lissavetzky, quien ha recordado que los socialistas “siempre han reclamado que este espacio verde fuera de utilización ciudadana, como ya lo es el cercano parque de Santander, abierto al público por el gobierno del PSOE que dirigió Joaquín Leguina”.
El portavoz socialista advierte que, tras la decisión del Supremo, el campo del golf no tendría licencia y, por tanto, el Consistorio “debe prohibir la actividad”. De lo contrario, ha proseguido, “serán responsables de cualquier accidente que pueda haber”. Asimismo, para Lissavetzky, subyace una cuestión de “respeto a los vecinos”, que han esperado “mucho tiempo” para ver que ver satisfechas judicialmente sus reivindicaciones.
Precisamente, el portavoz del PSOE se ha reunido, junto a los concejales Diego Cruz y Marcos Sanz, con los miembros de la Asociación de Vecinos de El Organillo, del distrito de Chamberí. En este encuentro, ha recordado que el gobierno Aguirre decidió construir el campo de golf sobre los depósitos de agua del Canal de Isabel Comunidad en contra de la reivindicación de los vecinos de la zona apoyados por el PSOE.
De hecho, ha apuntado el portavoz socialista, la obra suscitó un enfrentamiento entre el gobierno municipal, entonces dirigido por Alberto Ruiz Gallardón, y el regional. “Si el Ayuntamiento no estaba de acuerdo con el campo, le pedimos ahora que sea coherente y haga cumplir la sentencia”, ha añadido.
La construcción de un campo de golf privado, en la confluencia de las calles Islas Filipinas y Santander, en una zona excepcionalmente deficitaria de espacios públicos de recreo, provocó la indignación vecinal que esperaba que la ampliación del parque de Santander a través de los terrenos del Canal le supondría un respiradero y un recreo para los habitantes de la zona.
