La primera fase de las obras de rehabilitación del Frontón Beti-Jai, a cargo de la Dirección General de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid, ha concluido tras meses de trabajo con el objetivo de recuperar y salvaguardar la configuración original de este singular edificio.
El Beti-Jai comenzó a construirse e 1893, cuando el frontón estaba de moda en ciertos estratos de la sociedad madrileña. Siguiendo el diseño del arquitecto Joaquín de Rucoba, se utilizaron técnicas y materiales innovadores para esa época. A partir de 1918, con la prohibición de las apuestas y la proliferación de nuevos espectáculos deportivos, el Beti-Jai dejó de utilizarse como frontón.
Desde entonces fue empleado de manera sucesiva como comisaría de policía y cárcel, espacio de ensayos para las bandas de música de la Falange Española, escuela militar o taller de coches, entre otros. Todos esos usos, las obras realizadas, la desidia y el paso del tiempo provocaron numerosos daños en el frontón.
Por ello fue necesario primero un trabajo exhaustivo de documentación, con el fin de conocer cómo era la estructura original y todos los elementos que la componían. Posteriormente se llevó a cabo un trabajo de rehabilitación en los tres cuerpos del edificio cuyo objetivo fue respetar al máximo la configuración y garantizar la seguridad.