En su día fue el centro neurálgico del barrio y punto de encuentro de vecinos y comerciantes; hoy es un triste edificio prácticamente vacío, frío y desolador.
La situación que atraviesa desde hace varios años el mercado de Bami ha hecho saltar la alarma de los apenas 10 comerciantes que quedan en él. El resto se han ido marchando por la desesperanza de remontar el negocio, por jubilación o simplemente porque “así no se puede estar”, tal y como confiesa Ana Alonso, una de las tenderas que todavía sobrevive con su frutería en la nave.
Mientras otros mercados de la ciudad están siendo reformados, ampliados y remodelados, este de Bami, también de propiedad municipal, va cayendo en el olvido. “Para el Ayuntamiento se ve que no todos los mercados son iguales, porque unos los po-nen preciosos y a otros nos están dejando morir” afirma Ana indignada. Al parecer, hace un tiempo se dejó caer por el mercado Daniel Gálvez, director general de Comercio, al que los comerciantes plantearon sus problemas e inseguridades. Pero de momento nadie les dice nada, ni cómo está el presente, ni cómo se presenta el futuro.