La edad no era impedimento para que Manuel G. N, de 74 años, fuera el cabecilla de una red que traficaba con drogas (fundamentalmente marihuana y hachís) en el distrito de Ciudad Lineal. El anciano atendía su ilegal y clandestino negocio desde la cama de su casa, emplazada en el número 4 de la calle Taoro del barrio Ascao. Hay que decir que nunca trabajaba solo, en su labor le ayudaba su hijo el cual se encargaba de despachar la droga mediante una pequeña ventana que daba a la calle.
Lo curioso del caso es que el anciano ejecutaba su trabajo a la perfección a pesar de su mal estado de salud, que lo obligaba a permanecer postrado en la cama. Para Manuel G. N, ese era su único medio de vida. No ha pasado a disposición judicial por su delicado estado físico. La Policía Nacional se ha encargado de terminar con su negocio ilícito de venta de drogas.
Aunque el cabeza visible de la trama era el anciano, tenía como mano derecha en sus operaciones a Eloy G. S, quien tenía a sue vez en la calle a Borja A. G., que ejercía de mediador. Los captadores de clientes era Kevin L. R., de 18 años y Daniel S. A de 25. El encargado de conseguir el producto (marihuana y hachis) era Borja. La clientela entregaba el dinero a Daniel antes de que le entregaran la mercancía.
Fue el trasiego de muchos drogadictos lo que alertó a los vecinos quienes llamaron a la Policía. Se inició pronto la investigación y ya pudieron comprobar y descubrir toda la trama cuando realizaron el pertinente registro domiciliario. Allí encontraron un kilo de droga, diez bellotas y 27 euros en efectivo.