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Tradición y futuro

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Mercados y centros comerciales hay muchos en Madrid, pero muy pocos como el Centro Puerta de Toledo. A su  favor, una envidiable ubicación frente a la Puerta de Toledo, construida por el arquitecto Antonio López Aguado en honor de Fernando VII, durante 1817. Este privilegio le ha ayudado a ganarse un espacio en la memoria de los madrileños de ayer y de hoy. De ayer, porque el Centro Puerta de Toledo tiene su origen en el antiguo mercado de pescados, proyectado en 1931 por Francisco Javier Ferrero. Y de hoy, porque este espacio comercial, sin renunciar a su pasado, mira hacia el futuro con optimismo y pretende destacar no sólo por la calidad de su oferta comercial sino también por sus propuestas culturales y de ocio. De esta forma, poco a poco, abandona el letargo en el que andaba sumido y resurge para convertirse en uno de los centros más emblemáticos de la ciudad.

Reflejar este espíritu renovado y los cambios vividos desde su nacimiento es el objetivo del libro Mercado Puerta de Toledo, presentado el pasado 8 de febrero. Gaspar Barrón, coautor de la obra junto a Raquel Gallego, ha repasado para EL DISTRITO la historia, las anécdotas y cada rincón de este centro comercial que ha sobrevivido con esfuerzo al paso del tiempo. “A pesar de nacer en Galicia, conozco el Mercado Puerta de Toledo en mis viajes a Madrid. Es uno de mis primeros recuerdos de la ciudad, seguramente por su cercanía al Rastro”, relata Gaspar Barrón. Es, además, un edificio clave en la arquitectura racionalista, que los arquitectos Ricardo Aroca, Martín Domínguez y Jesús Peñalba supieron rehabilitar con respeto y acierto en los años 80. “Desde entonces -continúa el autor del libro- ha pasado por distintos altibajos hasta que bajo la presidencia del actual director general, Guillermo Ortega, rompe con el estancamiento de los últimos años e inicia un proceso de notable crecimiento”. A lo largo de las páginas de Mercado Puerta de Toledo, el lector conocerá cada detalle de la evolución del centro pero, sobre todo, descubrirá todas las posibilidades comerciales y también culturales que le ofrece. Su actividad anticuaria es referente en Europa y como curiosidad conviene destacar la tienda de Agustín Clemente, uno de los pocos luthieres (fabricante artesanal de instrumentos de cuerda) de nuestro país. Tampoco podemos olvidar a la Asociación de Artesanos de la Villa y a los representantes del diseño y la moda como Adolfo Domínguez o la Asociación de Creadores de Moda de España. La gastronomía, con una tienda dedicada a los productos de Madrid, el mundo infantil o la decoración del hogar son otras de las propuestas comerciales del centro para todos los gustos y bolsillos. Todo ello regado con constantes actividades culturales donde las exposiciones ocupan un lugar determinante.

Si no lo ha descubierto todavía, ¿a qué está esperando?

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