Nadie hoy en día está a salvo de caer en una estafa. Casos como el reciente de las clínicas dentales Funnydent o anteriormente las escuelas de idiomas Home English, o el más dramático del Fórum Filatélico o de las preferentes bancarias demuestran que cualquier puede ser una de sus víctimas. De hecho, cualquiera con una cierta edad ha pasado por un episodio parecido, más o menos grave.
Y es que somos vulnerables, o egoístas, o avariciosos, o nos creemos más listos que nadie al aprovechar una ‘ganga’ que luego se convertía en un timo. Le pasa a las personas sin recursos, pero también a los inteligentes, aunque más a los primeros por pura necesidad. Nos engañan, como en el caso de las clínicas, porque te obligan a pagar una cantidad todos los meses incluso por un servicio que se interrumpe de repente y sin previo aviso. O nos timan porque nos venden las cualidades de un producto que no son tal o desconociendo los verdaderos riesgos.
Hay estafas que parecen sobrevenidas, como la de Funnydent, y otras totalmente planificadas, como las preferentes. El dueño de unas clínicas que, según informaciones, le gustaba hacerse fotos tirando billetes de 500 euros al aire o intentando esconder las máquinas antes de ser detenido no puede luego que él ha sido víctima de la crisis y que es el máximo perjudicado de la situación. Hay estafas piramidales, timos tradicionales como el tocochomo, trampas por Internet y con mecanismos cada vez más complejos. Pero en cualquier caso, son afectados los que se ven totalmente desamparados y con dificultades para recuperar el dinero invertido.
Por eso, si no quieres ser víctima de un fraude debes utilizar las dos herramientas muy poderosas que a veces obviamos: el sentido común y el poder de la información. El sentido común es inherente al ser humano; por tanto, utilízalo. Si algo te huele mal seguramente acertarás. Dedica un poco de tiempo a investigar por qué un producto o servicio que te ofrecen es tan barato.
Y luego busca información. Navega en Internet y busca términos relacionados con ‘producto estafa’, ‘servicio engaño’, ‘timo de’, incluso en inglés con la palabra ‘scam’. Revisa los comentarios que dejan los consumidores y usuarios en páginas y foros independientes. No caigas en la trampa de mirarlo en la propia empresa suministradora, donde los comentarios son siempre muy positivos y no existen quejas.
Debes partir de la premisa que si estás ante un engaño, estafa o delito, tú no serás el primero que se encuentra en dicha situación y alguien antes que tú lo habrá denunciando en un blog, foro de internet o lo habrá difundido por las redes sociales como Facebook y Twitter.
Y si, a pesar de todo esto han logrado engañarte denuncia ante la Policía y difúndelo. Así, si se trata de un estafa de grandes proporciones constituye una asociación. De esta forma podrás ayudar a otros y será la mejor manera de que los que te estafaron lo tengan mucho más difícil para seguir desarrollando su ilegal actividad.
