Un grito a favor de la dignidad del ser humano aún en las condiciones de vida más abyectas. Es el mensaje que quiere transmitir ‘El dragón de oro’, un texto de Roland Schimmelpfennig protagonizada por cinco actores y dirigida por Raúl Hernández Álvarez. La obra se presentará en Madrid el próximo sábado 14 de junio a las 20:30 en la sala Acting (calle Martín de los Heros, 52). El precio de la entrada es de diez euros.
Cinco actores en escena que encarnan quince personajes que muestran sus vidas que transcurren entre lo “normal” y lo trágico, lo cotidiano y lo extraño; en ocasiones en situaciones límite. Cocineros, azafatas, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres que ejecutan las acciones cotidianas, mientras que toda la acción dramática es atravesada por el dolor de muela del joven cocinero ilegal, que está en ese país para buscar a su hermana perdida, sin saber que la tiene muy cerca.
Los hechos transcurren principalmente en el restaurante vietnamita ‘El Dragón de oro’, en el que los cocineros lidian, a la vez que preparan diversos platos, con el dolor de muela del cocinero más joven; suceso que atraviesa e hila el argumento. Se presentan diversas imágenes: una azafata rubia encuentra un diente podrido del cual le cuesta desprenderse; una mujer decide dejar a su esposo, etc. Uno de los aspectos más llamativos de la obra es la intromisión de la fábula de la hormiga y la cigarra, para metaforizar la automatización del hombre-hormiga (almacenero) y para acercarnos a la horrenda situación de la ilegalidad (cigarra – hermana del cocinero prostituida).
En planos paralelos
En esta obra no hay actos, se desarrolla en planos paralelos, no se cruzan, construyen un mosaico de historias absurdas, y, por eso mismo es perfecto muestrario de la realidad actual de nuestra Europa. Formalmente es una obra complicada de desenvolver, que exige mucho trabajo actoral y que puede ser llevada a cabo por el buen hacer del elenco actoral que desarrolla este trabajo.
Además, en ‘El Dragón de Oro’ se combina la narración con una selección musical que ambienta perfectamente el desarrollo argumental de la misma y varias construcciones abstractas a partir de los cuerpos de los actores; también hay una escena coreografiada musicalmente. En definitiva, la obra es toda una experiencia colectiva que transformara nuestra forma de sentirnos en la sociedad.
