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Morgan y su primer disco North

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En algún momento lejano decidió Carolina de Juan convertirse en Nina y Nina, después, decidió coger amplitudes utilizando un viejo nombre de guerra: Morgan, para ir armando o arropando, según se mire, sus composiciones inicialmente desnudas sólo con voz y piano. Así, junto con Ekain Elorza (batería), Paco López (guitarra y voz) y Alejandro Ovejero (bajo) se ha cocinado North, un disco a fuego lento y de largo recorrido: grabado en el 2015, publicado en el 16 y explotando en el 17 con unas composiciones llenas de alma y brusca sensibilidad, dándole un meneo a la nostalgia sin estridencias con esos medios tiempos arrastrados que tan bien aderezan de optimismo a pesar de todo.

Se presentan el 24 de febrero en el Joy Eslava, tras un sold out tras otro en salas que se les van quedando pequeñas: Costello, Sol, Teatro Lara…Y con el último añadido al grupo: David Schulthess (teclados) que, últimamente, me persigue por los conciertos por los que voy pasando: su última actuación con los Betrayers de Aurora, su presentación a lo grande con los Detectives de Quique González en el Palacio de los Deportes… Que por cierto, por allí andaba también Nina con esa voz de inexplicable imán, tan expresiva, entre lo suave, lo arenoso y lo rotundo; muy rotundo cuando se planta en potencias. Todo hay que decirlo. Morgan es de esos grupos que en directo se van quedando pegados a las tripas, de los que hacen mantener la esperanza en la música de verdad y sin cartón-piedra: composiciones redondas, llenas de matices, con unos coros que vuelan la cabeza y unos toques de guitarra llenos de saturado buen gusto. Es éste un disco con un estilazo de tres pares de puñetas y por algo están recibiendo ya los cantos de sirena de grandes compañías aunque no parezca que por ahora les afecte mucho la cosa.

Escucho el disco en desorden: con Thank you y sus pinceladas funky, sus guitarras rockeras y todo el buen rollo del mundo para ir pasando por toda una montaña rusa de intensidades: desde la delicada Home al trallazo a medio contener de Attemmpting; desde el soul más clásico, clavando los tiempos pares como un latigazo, hasta el pantano sureño, slide en mano; del culebreo sinuoso –Praying- a reminiscencias country. Y todo, con esos barnices de pop enriquecido y pianos trenzados de pura elegancia. Enhorabuena.

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