El famoso empresario y jinete, Álvaro Muñoz Escassi, presentó anoche en Sanchinarro su nuevo proyecto enfocado a generar autoempleo en tiempos de crisis. Se trata del restaurante ‘El Coso de las Brasas’, que ha contado con el equipo especializado en franquicias Erpasa Consulting para elaborar un proyecto sostenido. La directora de la consultoría, Priscilla Ramírez y Muñoz Escassi nos explican este novedoso modelo de negocio que se ubica en Hortaleza.
¿Son rentables las franquicias?
Priscilla Ramírez: En el sector de la franquicia se cerraron unas facturaciones en 2012 de 25.000 millones de euros. Se está dando trabajo a más de 400.000 personas y en concreto el sector hostelería a 17.000. Si hoy en día hay que emprender un negocio, desde luego la franquicia es la salida más buena, ya que siempre vas bajo el cobijo de una marca, un modelo de negocio que sabemos que está funcionando y el margen y riesgo se aminora.
¿Cómo es un modelo de autoempleo como el iniciado en Sanchinarro?
Álvaro Muñoz: Me pongo ejemplo, porque cuando dejé de saltar y dedicarme a lo que sabía hacer, he dado muchas vueltas y probado de todo. Valoro crear un negocio como este que es fácil de gestionar, no es el típico restaurante que tiene una complicación que hasta a mí me daría miedo. Es sencillo el manejo y compensa la rentabilidad. Me ha servido para seguir adelante habiendo dejado mi profesión, en este camino me funciona muy bien.
¿Es necesario para un negocio de franquicia ser un emprendedor con capacidad?
Priscilla Ramírez: No tanto. Para gestionar una franquicia como ‘El Coso de las Brasas’, lo puede hacer cualquier persona que no haya tenido nunca nada que ver con el sector hostelería. Es un modelo optimizado con baja inversión y rentabilidad alta porque en el primer año se recupera la inversión.
En estos tiempos hay mucho paro, la gente tiene que capitalizar su dinero, no hay muchas salidas y el sector franquicia en restauración siempre está a la cabeza. Crear modelos en hostelería que contemplen inversiones bajas es de agradecer. En este caso, tanto Álvaro como sus dos socios, siempre están detrás del franquiciado, para que el día a día sea mucho más fácil.
En estos tiempos hay mucho paro, la gente tiene que capitalizar su dinero, no hay muchas salidas y el sector franquicia en restauración siempre está a la cabeza. Crear modelos en hostelería que contemplen inversiones bajas es de agradecer. En este caso, tanto Álvaro como sus dos socios, siempre están detrás del franquiciado, para que el día a día sea mucho más fácil.
¿Por qué en Sanchinarro?
Álvaro Muñoz: Porque tiene los habitantes suficientes para un negocio con estas características. Lo hemos contemplado porque es un sitio de paso, residencial y este reúne todas las condiciones y así lo está demostrando.
Priscilla Ramírez: Un negocio como este se puede montar con una población de 100.000 habitantes. Lo más importante es que te cubre todos los horarios del día. Dependiendo del local contemplamos toda la logística del restaurante y no vamos a poner pegas que impida a alguien abrir ‘El Coso de las Brasas’ en su ciudad. El mes pasado por este establecimiento pasaron 2.100 comensales. Es un negocio con fluidez y rotación de gente que repite en varias ocasiones.
¿La clave son productos de calidad y buen precio?
Álvaro Muñoz: Con la sencillez que tenemos disponemos de productos de calidad. Un solo vino riojano y carne que trabajamos con Luis de Blas, productos con los que estamos muy contentos. Lo bueno de este negocio es que se creó en época de crisis. A la restauración le hace falta un paso atrás para que vuelva a ser rentable. En este negocio lo hemos hecho así, adaptado de tal manera que aporte rentabilidad y sea económico para los clientes. El precio medio no llega a los 20 euros.
¿Cómo es eso de un paso atrás?
Álvaro Muñoz: Es muy sencillo. La restauración siempre ha dado mucho dinero aunque sea difícil de gestionar y los alquileres siempre han sido muy caros. Todo se está reestructurando y nosotros en este caso hemos aprovechado la crisis para encontrar locales a buen precio. Todo para que el cliente tenga un buen precio final.
