Tiene Ely del Valle un CV de persona inquieta. Se puede decir que en el arte de la comunicación ha tocado todos los palos. Ha trabajado en radio (Cadena Ser, Radio Bilbao), en prensa escrita (ABC, El Semanal Digital), en Televisión (Telemadrid, Antena 3…) e incluso ha querido adentrarse en el difícil mundo literario publicando tres libros (Un adolescente bajo mi techo (Grijalbo 2004), Eramos pocos y se jubilaron mis padres (Plaza&Janés 2006) y El zoo de los maridos (La Esfera de los libros 2011). Tras regresar de sus vacaciones en Noruega, encara el comienzo del curso periodístico con las misma ganas de siempre, como si su curriculum vitae fuese una hoja en blanco. EL DISTRITO charló con la periodista nacida en Bilbao.
¿De dónde le viene la afición por el mundo de la comunicación?
Seguramente por parte paterna. Mi abuelo, además de ser cronista de la Villa de Bilbao, fue uno de los fundadores de Radio Bilbao
¿Cómo fueron sus inicios?
Cuando estaba en segundo de carrera un amigo que trabajaba en los 40 Principales me convenció para hacer una prueba porque necesitaban una chica, así que mis inicios fueron haciendo radiofórmula
Nació en Bilbao pero se vino a Madrid. ¿Cómo fue el cambio? ¿Sintió que venía para quedarse?
No me costó nada porque mis padres ya vivían aquí, aunque la verdad es que pensé que sería algo provisional; sin embargo, a estas alturas, ya soy más madrileña que cualquier otra cosa.
Ha cubierto noticias de todo tipo…¿hay alguna que le haya dejado marcada?
Los atentados del 11 M y un reportaje que hice en el centro de parapléjicos de Toledo en el que me di cuenta de que, a menudo, lo peor de quedarse en una silla de ruedas no es la silla de ruedas.
Radio, Prensa, Televisión…¿en qué medio se siente más a gusto?
Cada uno tiene su encanto. Yo siempre digo que la televisión es una ventana que te permite asomarte al mundo mientras que la radio lo que hace es meterte el mundo en casa. Son medios muy distintos que requieren un ritmo diferente. En cuanto a la prensa, nunca he hecho información, solo opinión, y la verdad es que me encanta porque te da una libertad que, por cuestiones de formato, no tienes en los otros medios. Si tuviera que elegir entre los tres, tendría un serio problema porque no sabría con cuál quedarme…
¿Cree que las Redes Sociales están influyendo negativamente en la profesión?
Rotundamente sí. Hay una confusión con respecto a la función que tienen las redes sociales, que no son medios de comunicación sino de opinión. Por desgracia hemos llegado a un punto en que muchas veces tiene más credibilidad cualquier comentario absurdo o tendencioso hecho en la red por un anónimo que una información fundamentada hecha por un profesional.
¿Hay mucha diferencia en ser periodista según mande un partido u otro en la comunidad?
Supongo que como en cualquier otro medio cuando cambia la dirección. No es lo mismo que un periódico, una emisora o una cadena, ya sea pública o privada la dirija una persona u otra. Cada uno tiene sus criterios y su linea editorial.
De todas las entrevistas que ha hecho, ¿cuál le ha cautivado más?
Si tenemos en cuenta que solamente en los 12 años que estuvo «El Círculo» en antena, hice más de 2500 entrevistas, comprenderás que es imposible quedarme con una sola. Ha habido personajes que me han sorprendido mucho para bien y para mal, pero si tuviera que quedarme con dos, me quedaría con las últimas que les hice a Carrillo y a Fraga. Eran dos políticos como la copa de un pino.
¿Quiénes son sus periodistas de cabecera?
Uf… hay tantos… en radio me quedo con Carlos Herrera con el además trabajé en Radio Nacional, y con Carlos Alsina, que me gusta muchísimo. En televisión, Pedro Piqueras y Vicente Vallés son profesionales de los que siempre se puede aprender; en cuanto a prensa, ahí la lista es interminable aunque si tengo que quedarme con alguno, me quedo con Ignacio Camacho, Andrés Aberasturi y María José Navarro.
¿Qué cualidades debe tener un periodista de éxito?
Si lo supiera, te lo diría, (sonríe)
¿Cómo ves la televisión que se hace en estos momentos?
Depende. Hablar de la televisión en general es como hablar del mundo en general: una temeridad porque no todo es comparable. No me gusta que se fabriquen ídolos que son de todo menos un ejemplo; no entiendo como hay programas en los que se hace claramente una apología de la violencia, de la incultura, de la zafiedad y del machismo, y nadie hace nada. Creo que en muchas ocasiones se convierte la televisión en un circo de tres pistas que es de todo menos ejemplarizante. Soy de la vieja escuela, de la que cree que además de entretener, los medios deben formar e informar, y en estos momentos hay algunos que lo que hacen es deformar.
¿Aboga por una televisión pública de calidad?
Por supuesto.
¿Puede ser un periodista totalmente independiente en estos tiempos que corren?
Ni ahora ni nunca. Los periodistas no somos seres de otro planeta. Tenemos nuestras ideas que quieras que no influyen, sobre todo cuando escribes columnas de opinión, y sobre todo nos debemos a la linea editorial del medio en el que trabajamos, lo que no quiere decir que no se discrepe con ella en momentos puntuales. Otra cosa es ser objetivo con la información, y ahí sí que no se puede hacer trampa
¿Cree que vivimos momentos apasionantes para hacer periodismo, como en la época de la Transición?
Sin ninguna duda.
¿Un periodista puede ser amigo de un político?
Claro. Somos personas, y los políticos también.
Por último: recomiéndenos 3 libros para este verano…
«La cofradía de la Armada Invencible» de Emilio Lara, «Cómo explicarte el mundo, Cris» de Andrés Aberasturi y “La Corona Maldita” de Mari Pau Domínguez.
