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Esteban Oliver: «El teatro musical es un transmisor que hace aflorar los sentimientos rápidamente»

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La historia de Esteban Luis Oliver Navarro (Buñuel, 1972) es la de un actor de teatro musical que llega a lo más alto. Su origen es un pueblo navarro que apenas alcanza los 3.000 habitantes y “humilde”, como él define, en el que nació y creció. Lo que podría parecer una dificultad no fue así, porque en la actualidad Esteban Oliver es inspiración para muchos de los que empiezan en la profesión. Se trata del primer español en dar el salto directamente a Broadway, sin la fama que le precedía a otro que aterrizó allí antes, Antonio Banderas. Oliver da vida a Zazú, el pájaro de ‘El Rey León‘, en el teatro Lope de Vega en la Gran Vía. Regresa a la cuarta temporada en la capital después de haber estado tres meses, de abril a junio, interpretando el mismo papel en el teatro Minskoff de Nueva York.

Se abren las puertas del céntrico teatro madrileño y Esteban nos recibe dos horas antes de empezar la función fijada a las ocho de la tarde. Sus compañeros ensayan, porque la maquinaria del musical no descansa, subimos al segundo piso donde podemos charlar tranquilamente. Esteban viste pantalones vaqueros, zapatos y camisa de cuadros azules y blancos, que perfectamente combinan con los colores del histriónico animal en el que se convertirá en unos minutos.

La resaca del sueño norteamericano queda lejos de cuando Esteban formaba parte de aquel grupo de teatro ‘La Barca’, integrado por cuatro chicos que giraban en pueblos de Aragón. Ese fue el “germen”, como él entiende, de lo que es hoy. Posteriormente, a finales de los años 90 cursó sus estudios en la Escuela de Arte Dramático de Zaragoza y basta con hablar con Carlos Blanco, su profesor de danza entonces, para saber que este chico posee talento.Su maestro revela que “al principio tenía las dificultades de quien empieza, pero Esteban hacía suyo el trabajo, le caracteriza su energía, ganas de trabajar y profesionalidad”. De hecho, volvió a la escuela en septiembre para impartir una charla con motivo de la apertura escolar. Alumnos de los tres primeros cursos escucharon con atención las palabras de Esteban, un discurso “realista”, según Carlos Blanco, quien añade que “incidió mucho en la dureza y trabajo, una charla amena y cercana, pero con verdades rotundas”.

Esteban se define como “muy pragmático”, lo que le hace tener los pies en la tierra tras su paso por Broadway. El 8 de marzo, el día antes de volar a Nueva York, Buñuel le rindió homenaje. Algo que recordamos con su alcalde, Joaquín Pórtoles, quien nos califica al actor como “amable y volcado con su pueblo, se ha preocupado en enseñar los entresijos del teatro a quien le ha ido a ver en ‘El Rey León’”. Ese reconocimiento es consecuencia del “hito”, según el primer edil, que supone el salto profesional de Esteban. Aquel día fue algo más que un acto antes de partir a EEUU, ya que fue una auténtica fiesta para él en compañía de sus ‘quintos’. Se trata del perfecto embajador de su tierra natal y además “no existe persona en la Ribera tudelana del Ebro que no haya ido a verle actuar”, puntualiza Joaquín. Y es que “mucha gente se piensa que por vivir en un pueblo pequeño no tiene posibilidades”, manifiesta Esteban,  y él es el claro ejemplo de que todo es posible.

La familia Oliver

La experiencia profesional de Esteban Oliver se forjó con sus estudios de interpretación, música y danza con José Carlos Plaza, Ralph Schuette, Gary Willis, Paul Grey, Evangelina Esteves… y sobre todo los muchos espectáculos musicales durante tres años en Shima Spain Mura (Japón). Tras su paso por numerosos programas de televisión de índole local, arrancó su andadura en el teatro musical de la mano de Concha Velasco con ‘Hello Dolly’. “Me presenté a aquella audición con mi hermana Sylvia, que también canta y baila y nos cogieron a los dos”, de hecho hasta su cuñado tocaba en la orquesta, recuerda el actor navarro, descendiente de artistas buñueleros. Y ahí, un 6 de septiembre de 2001 estaban los Oliver sobre el escenario del teatro Calderón de Valladolid, estrenando el primer gran musical de otros muchos que vendrían después para el actor: ‘El Fantasma de la Ópera’, ‘A Chorus Line’, ‘Víctor Victoria’, ‘Los Productores’, ‘La Bella y la Bestia’, ‘Mamma Mia’ y desde 2011 es Zazú, consejero y mayordomo de Mufasa. A pesar de su amplio bagaje profesional, Esteban no ha dejado de formar parte de un “proceso evolutivo, sigo creciendo como persona y actor”.

En todos los personajes, Esteban impregna muchos aspectos de su carácter que potencia, aunque en Zazú es “bastante complicado”, a su modo de ver, piensa que lo que más ha calado al público es “su sentido del humor, parecido al mío, ironía de buen rollo y el personaje da juego para eso”. A eso se une dar vida al muñeco, “siempre se me ha dado bien la manipulación de objetos y mimo”, confiesa Oliver, al que le parecía un reto “extrapolar un actor a un ser animado, quedo en un segundo plano, observo las reacciones, es lo que he cuidado” y a la vista está que lo consiguió. Ese trabajo fue el que llamó la atención de Tomas Schumacher, presidente de Disney Theatrical, que  le invitó a participar en el montaje de Broadway.

Zazú español en Times Square

Arranca el sueño de Esteban, tres meses dando vida a Zazú en Broadway. Tras un periodo de adaptación, el pasado mes de abril empezó su periplo en el Minskoff, ubicado en pleno centro de Manhattan. Allí se han podido ver grandes musicales como ‘West Side Story‘, ‘Cabaret‘, ‘Saturday Night Fever‘ y desde el 2006 ‘The Lion King’. Cambia el nombre pero no las formas, “mis compañeros me preguntaban cómo hacemos las cosas en España, ahí me di cuenta que por muy idealizado que tuviera Nueva York, el trabajo y la exigencia es igual”, declara Esteban. En este sentido, el Zazú hispano, considera que “en EEUU se puede ver el mismo espectáculo que en Madrid, en su conjunto, vestuario y maquillaje, pueden existir pequeñas diferencias pero no significa que pueda ser mejor o peor”. Y para quitarse los nervios Esteban hizo lo que mejor sabe hacer, que es el ganso. Su característica expresión “¡Qué Pesao!” fue la que aprendió Gareth Saxe, actor que encarna al malo malísimo, el tío villano de Simba, Scar. El sentido del humor de Esteban, traspasaba el escenario, ya que también bromeaba con la ayudante de vestuario, Teresa, que por mucho nombre español que tuviera, no hablaba el idioma. El objetivo de mostrarse tal y como es no era otro que quitar importancia al asunto, porque no todos los días se actúa en Broadway y es necesario “soltar nervios para que no existan a la hora de salir a escena”, expresa Esteban.

La historia de ‘El Rey León’ que se cuenta en todo el mundo “es universal”, en opinión de Esteban, porque a pesar del “papel de celofán y colorines de Nueva York, al final encontré allí lo mismo que en España, el núcleo es el mismo”. Lo que difiera es el entorno, “después de trabajar, salía a casa o tomar una copa y de repente estaba en Times Square, la Gran Manzana o rodeado de infinidad de teatros donde trabaja gente muy importante, eso me daba subidón”, apunta el actor. Durante la obra se mantenía frío, en los aplausos se venía arriba y “me podía subir la congoja o lagrimilla”, exterioriza Esteban.

La gran diferencia de los espectáculos de EEUU y España es el horario. Allí existe la matiné, que es una función a las dos o tres de la tarde. “Cuando hablaba con mis compañeros me decían que en mi país teníamos un horario muy malo, para ellos una función a las diez de la noche era fatal, porque a las once como tarde terminan”, dice Esteban. Lo que sucede es que en doble sesión, puede haber una función a las dos de la tarde y otra a las ocho de la noche. A los actores les permiten quitarse el maquillaje, regresar a sus casas y volver para el siguiente pase, pero “cuando me están maquillando y me tocan con la esponjita, me quedo frito”, revela Oliver. Por eso, en muchas ocasiones el actor navarro no se desmaquillaba, prefería quedarse allí, echar una siesta, cenar y sobre todo pasear por el lobby del Minskoff, con vistas a Times Square. Estos horarios dispares se deben a la forma de vida, en EEUU suelen comer a las doce del mediodía, ritmos de vida distintos. Aunque Esteban prefiera hacer dos funciones seguidas y la dinámica teatral sea otra, se sentía muy cómodo.

Llega el 8 de junio, el reloj marca las tres de la tarde, es la última función de Esteban en Broadway. Sin embargo, su sueño va a tener un final más que dulce. “El señor Schumacher se complace en invitarle a los premios Tony”, esa es la frase que más pudo llenar de gozo al actor. Se trata de los Óscar del teatro, “quería por todos los medios ir y cuál fue mi sorpresa cuando me dijeron aquello, estuve de maravilla, muy bien cuidado como persona y artista”, manifiesta Esteban, quien ha representado con su desparpajo como nadie la marca España en varios eventos a los que fue invitado.

Un musical para que “entre por las vísceras”

Tras el frenetismo de Nueva York, llega la “tranquilidad de haber hecho un buen trabajo y contento con el resultado, me dijeron que estuve muy bien y si me necesitan me vuelven a llamar”, indica Esteban. Feliz, contento, todo es positividad en él, porque aunque pueda parecer que tiene un carácter nervioso por su expresividad, es que brota energía. “Uno no tiene la oportunidad de cumplir su sueño siempre”, comenta, y es que “Broadway era un sueño que ni tan siquiera había soñado, porque no me lo había planteado, allí he tocado el cielo de los musicales”.

Volver a España a trabajar con Stage Enternainment, “para nada es un bajón”, demuestra Esteban con una amplia sonrisa. Ya que tras el reconocimiento por su trabajo día a día, Zazú se quita el sombrero ante “todas las personas que ponen empeño para venir a vernos, sobre todo en los momentos que estamos viviendo y el esfuerzo que hacen las familias”, reconoce el intérprete. Según él, ‘El Rey León’, “no solo es un espectáculo para toda la familia, se habla cómo afrontar la muerte, evolucionar ir hacia adelante todas esas cosas que no nos paramos a pensar muchas veces. ‘El Rey León’ no es un musical para entenderlo con la cabeza, sino para que te entre por las vísceras”. Ese sentimiento no es inherente para los actores, ya que tras escuchar tan solo cuatro acordes se les puede hacer un nudo en el estómago. “En los primeros días de ensayo escuchamos al pianista ‘El ciclo vital’ y estábamos todos llorando por los rincones, la música hace remover sentimientos, el teatro musical es un transmisor que hace aflorar los sentimientos rápidamente” descubre Esteban.

Con 1.200 representaciones a sus espaldas no es momento de relajarse, “porque no puedo”, dice Esteban, es normal, porque Zazú es muy nervioso, la clave es “coger aire antes de salir a escena y darlo todo, no se puede poner el piloto automático porque sino el personaje quedaría muy plano”, considera  el actor. 14 años de teatro musical le avalan y a día de hoy no tiene representante y eso es un punto a su favor. Esteban tuvo momentos en su vida en los que tocó la puerta de directores de casting, quienes por extraño que parezca, le rechazaban antes de ni tan siquiera valorar sus cualidades interpretativas. A pesar del no por respuesta de muchos ellos, Esteban sigue trabajando y no descarta cine o televisión en un futuro. Aunque está centrado en el musical, también se encuentra inmerso en la composición con Francesc Aubert y el día 20 de octubre estrenan un tema original en un músical de México, ‘Corazones Latinos’. Junto a canciones de Juanes, Miguel Bosé o Alejandra Guzman, figurará la canción del actor navarro y Aubert. Asimismo, lleva a cabo labores de producción con un cantante de copla, Ángel García, con quien quiere rodar un videoclip y sacar un tema “muy divertido”, apunta Esteban, de cara al próximo verano.

Si hay algo que detesta Esteban son los actores que no tienen estudios y alardean de eso. En una entrevista, “pude ver a algunos que se vanagloriaban de eso y presumían de hacer una película, cuando con estudios, podrían hacer varios perfiles de personajes”, expresa Esteban. Porque a sus 42 años no pide más que “respeto por la profesión”, ya que el intérprete navarro no tiene problema en decir lo que piensa. Aunque el pasado viernes cambió su papel por el de Scar, siempre será reconocido por el Zazú hispano, nadie le cierra el pico y por su compromiso con la interpretación, seguro que el futuro le aguarda volar muy lejos.

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