La UVA, Unidad Vecinal de Absorción, es un barrio creado en los años 60 para ofrecer cobijo temporal a familias cuyas viviendas habían sido derribadas.
Han pasado 50 años y con el beneplácito de la Administración, están demoliendo esas casas. A los vecinos se les ha ofrecido el traslado a otros pisos, opción que no les convence. Este es el caso de Joaquín Saavedra, padre de cuatro menores de edad, a los que ni tan siquiera el Instituto de la Vivienda de Madrid, Ivima, les da la opción del cambio de piso. Los titulares del inmueble son sus padres y deben demostrar su ocupación durante dos años para reconocerles el derecho a compensación. Lo más rocambolesco del caso de Joaquín, es que solo le falta un mes para cumplir el requisito y el Ivima ordenó su desalojo para el 7 de junio.
Solidaridad vecinal
La solidaridad de los vecinos no se hizo esperar. 48 horas fueron suficientes para difundir una convocatoria en redes sociales, “quedamos a las 8:00 en el metro de Hortaleza; allí habrá gente de Manoteras esperándoos”. Finalmente, más de 50 personas se citaron en el lugar y se desplazaron hasta la casa de Joaquín, en el número 22 de la calle Abarzuza. Por suerte, las negociaciones llevadas a cabo por un representante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca con el IVIMA, logró frenar el desalojo durante dos semanas.
Joaquín dispone ahora de una tregua que le sirve para solventar sus problemas de empadronamiento, que al parecer le imposibilitan para residir en la vivienda que fue ocupada por sus padres y él.
Según Asamblea Vivienda Madrid, se prevé el desalojo de Joaquín y su familia para el 26 de junio. Tensa espera para él y los suyos.
