Por su parte, los taxistas tampoco dirigen sus rehiletes contra la compañía y solicitan al Ministerio de Fomento y a la Administración autonómica que se cumpla la normativa por parte de las VTC.
Cabify ha aclarado que no es una empresa de VTC, sino de movilidad y ha pedido que los agentes del sector trabajen conjuntamente con la Administración para buscar la forma de asegurar la evolución del mercado y la protección de los usuarios. En esta línea, la compañía aclara que los empleados no pueden captar clientes directamente de la calle, sino que debe ser a través de la aplicación, por lo que «en ningún caso habría lugar a competencia desleal».
Asimismo, los taxistas denuncian que no se está cumpliendo los baremos establecidos en cuando a las licencias VTC con respecto a la de los taxis: la normativa estipula que se debe conceder una por cada 30, respectivamente, y en la actualidad se conceden una de VTC por cada siete de taxi.
«Los conductores que prestan servicio a Cabify son trabajadores honrados que simplemente quieren desarrollar su actividad profesional con normalidad y se encuentran intimidados por el simple hecho de ejercer su derecho al trabajo», ha lamentado.
