Rozando los cinco millones de parados en España y con la tasa de desempleo juvenil más alta de la Unión Europea, cada vez son más los ciudadanos que optan por buscar una oportunidad profesional fuera de nuestras fronteras. Las cifras no mienten: desde que comenzase la crisis, el pasado 2008, el número de demandantes de empleo para trabajar fuera de nuestro país se ha duplicado, intensificándose aún más durante los últimos dos años. Así se desprende de los datos del Departamento de Movilidad Internacional del Grupo Adecco.
En concreto, la Comunidad de Madrid ha perdido más de 39.000 habitantes mayores de edad, o lo que es lo mismo, casi 40.000 madrileños desde que empezara la crisis han decidido abandonar la capital en busca de un puesto de trabajo. La cifra supone un 26,5% (ligeramente por encima de la media nacional que se sitúa en un 25,6%).
En líneas generales, las personas que se sienten más atraídas por la idea de trabajar en el extranjero responden a un perfil claro: fundamentalmente jóvenes cuyas prioridades laborales son la responsabilidad de su puesto, la autonomía profesional y la perspectiva de hacer carrera en la compañía en cuestión.
Por lo que respecta a la población femenina, este sector también valora un buen ambiente laboral y flexibilidad de horarios. Este último dato es muy clarificador teniendo en cuenta que las políticas de conciliación familiar en gran parte de Europa tienen mayor peso que en España.
En cualquier caso, e independientemente de sus motivaciones personales, tanto hombres como mujeres coinciden en que se trata de una oportunidad idónea para aprender un idioma o vivir una experiencia diferente en otro país.
Por último, según datos de Adecco, los sectores más demandados para trabajar en el extranjero también han sufrido alteraciones como consecuencia de la coyuntura económica. Así, si previamente los puestos que más se buscaban fuera tenían que ver con la investigación, ahora esta lista se amplía a ingenieros, arquitectos e informáticos que han perdido su empleo.
