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Desarticulado un grupo organizado que sustrajo al descuido más de 65.000 euros en distintas entidades bancarias

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un grupo organizado que sustrajo al descuido más de 65.000 euros en distintas entidades bancarias. Simulaban ser clientes de los bancos y mientras unos distraían a los empleados, el resto de la banda accedía al interior de la oficina y se apoderaba del efectivo existente. Además, seleccionaban a otros usuarios, que habían realizado algún reintegro, los "marcaban" y avisaban a otros integrantes del grupo que se encontraban en el exterior de la sucursal, para que los abordaran. Han sido detenidas ocho personas, que estaban ubicadas en Madrid, desde donde viajaban en coches alquilados a otras localidades del territorio nacional para cometer los hechos delictivos.

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de julio cuando se tuvo conocimiento de la comisión del hurto de más de 14.000 euros en el interior de una entidad bancaria en Cartagena (Murcia). Los agentes, tras una serie de gestiones, averiguaron que se trataba de un grupo ubicado en Madrid, cuyos integrantes se desplazaban a otras ciudades españolas durante varios días para realizar las sustracciones. Además, planificaban sus viajes y objetivos, y elegían aquellas localidades en las que todavía no habían sido ni identificados ni detenidos.

En sus desplazamientos, los delincuentes o bien utilizaban vehículos de alquiler, que contrataban con documentación falsificada por períodos siempre inferiores a una semana, o bien de automóviles documentados a terceras personas.

Atascar un cajero o cualquier excusa similar era válida para distraer

Los miembros de la banda estaban especializados en la comisión de delitos patrimoniales a bancos y a sus clientes. Los ladrones de esta organización primero seleccionaban una o varias sucursales en función de las medidas de seguridad que poseían, el número de empleados, la presencia de vigilantes de seguridad y la afluencia de clientes.

Una vez seleccionado el objetivo, uno de los miembros simulaba ser un cliente que, tras atascar un cajero automático o cualquier excusa similar, distraía a los empleados. Mientras algún miembro del grupo llamaba la atención del director, los otros componentes de la banda aprovechaban para sustraer el dinero que previamente habían controlado y que se encontraba en sobres, en bolsas preparado para recargar el cajero, o en algún cajón.

En algunas ocasiones, si eran sorprendidos, no dudaban en emplear la violencia sobre los empleados de los establecimientos, a los que intimidaban incluso con armas de fuego.

"La siembra" o "la mancha"

Además de las sustracciones a entidades bancarias, los ladrones se dedicaban a seguir a clientes que habían realizado algún reintegro de cantidades importantes de dinero en su presencia. Desde el interior del banco "marcaban" a la potencial víctima tras realizar una llamada a otros integrantes del grupo que se encontraban en el exterior. Una vez fuera de la sucursal, estos la seguían y después la abordaban. Para crear confusión utilizaban las técnicas conocidas como "la siembra" –arrojaban algún billete al suelo para distraer a sus víctimas a las que hacían creer que se le había caído – o "la mancha" –impregnaban la ropa con una sustancia desagradable y con mal olor y se ofrecían para limpiar dicha suciedad- con la finalidad de sustraerles el dinero sin que se percatasen del hurto

En otras ocasiones, cuando la víctima cogía su vehículo, los ladrones llegaban a tirar chinchetas a las ruedas para pincharlas y llamar su atención. Cuando el conductor paraba su automóvil, los ahora arrestados aprovechaban ese momento y se apoderaban del bolso o monedero donde se encontraba el efectivo sacado del establecimiento bancario.

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