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A degüello de la izquierda

Las elecciones municipales y autonómicas del pasado 24 de mayo no han supuesto el fin del bipartidismo. El binomio PP-PSOE sigue instalado en un 52% de los votos a nivel estatal, lo cual les garantiza ser la primera y la segunda fuerza más votada en la mayoría de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos de este Reino. Lo que han supuesto estas elecciones es una pelea a degüello por el voto de izquierdas y por el liderazgo de todo lo que no sea el PP.

Si repasamos la orientación política de los principales partidos españoles, solo el PP puede situarse en el centro-derecha. El resto de los partidos se maneja en posiciones ideológicas de centro-izquierda, izquierda moderada o izquierda radical. Ciudadanos, el partido que le ha quitado más votos al PP, se define como centro-izquierda, socialdemócrata y no nacionalista. El PSOE quiere dar la imagen de estar a la izquierda de Ciudadanos y de querer radicalizarse aún más. Por supuesto, Podemos (más bien sus “marcas blancas”) ha jugado la baza de ser un partido transversal (de hecho, le ha robado votos al PP), pero es un partido radical que pretende un cambio de sistema político hacia una democracia popular o incluso asamblearia. ¿Y qué decir de Compromís, ERC, CUP, Bildu, BNG y otros partidos nacionalistas radicales? 

La lectura de estas elecciones, para mí, es que el partido que se encuentra en la esquina derecha del arco ideológico, es el más cómodo porque solo puede perder por su izquierda. Pero la guerra por todo el espectro que va desde el centro hasta la izquierda antisistema acaba de comenzar. Es una guerra a degüello donde cualquier pacto poselectoral (por ejemplo, abstenciones que permitan gobernar al PP, alianzas del PSOE con Ciudadanos, alianzas entre el PSOE y Podemos, o entre este partido y los nacionalistas radicales) va a ser examinado con lupa y va a contaminar a la fuerza que lo perpetre. 

En esta guerra, claro está, quien tiene más que perder es el PSOE. Si el PSOE pacta con Podemos, su mensaje se radicaliza y cederá votos de centro-izquierda a Ciudadanos e –incluso- al PP (por miedo a que un voto al PSOE beneficie a los radicales). Y si el PSOE pacta con Ciudadanos o incluso permite que gobierne el PP, su ala izquierda terminará abrazando a Podemos. Las últimas noticias son que el PSOE va a permitir gobernar a Podemos pero sin entrar en pactos de gobierno. Ha estallado una guerra para controlar la izquierda, y en esta ocasión quien tiene las de perder es el PSOE.

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