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Al matadero

Víctor Vázquez

Cacería de osos borrachos en Rusia que nos recuerdan las fotos de rancio color con Franco y aquellos salmones que pescaba sin necesidad de cebo. Han forzado el peloteo para después quedar bien con sus elogios y les ha salido el tiro por la culata, dejando a su ilustre invitado, el Rey don Juan Carlos, en una situación más que incómoda.

Los rusos han hecho matar al viejo oso bueno al que los niños daban de comer de su mano y que tenía miedo a los perros; algo así como matar al osito Misha, que fue mascota de las olimpiadas de Moscú en el ochenta; como si aquí fusilásemos al Naranjito como venganza de un funesto mundial, porque a Cobi, ni tocarlo, que se nos cabrea Carod Rovira.

La que murió, antes de nacer, fue la mascota de aquellas olimpiadas que Madrid, decían, tenía ganadas de calle. Poco le duró la pena a Gallardón que sigue en sus trece de conseguirlo, siendo él, alcalde de Madrid; algo que no se le hará muy difícil con el candidato de banquillo que se ha sacado de la manga Zetapé. Sólo queda esperar qué candidato presenta el Pepé, pues no nos engañemos, Gallardón es el candidato de Polanco.

Esta noche he soñado con Mihura, no se la razón, y he dado con la clave: Zerolo es el único socialista al que le gustaría ser candidato a la alcaldía de Madrid. Si se afilia al Pepé, podría ser candidato y crear un tripartito bajo el nombre de SE.ZE.GA. (Sebastián – Zerolo – Gallardón). Con este acuerdo "se ziega" a los ciudadanos para que no se preocupen por especulaciones y urbanismos que, a fin de cuentas, preocuparse por un negocio del que no sacan ni un duro, sólo lleva desgracias para la salud sin salir de pobre. Un mundo feliz: unos ricos y otros ciegos, pero ciegos como los de Boris Vian en su relato en que una niebla cubre París y todos son felices, hasta el punto de arrancarse los ojos para mantener la ceguera, después de que la niebla resultara ser pasajera, desapareciendo con ella su felicidad.

Con el tripartito podrían esconder, también, esa pasión arboricida que como un virus se inocula en la actividad de políticos, de izquierdas o derechas, cuando alcanzan ranchito de poder. O sea, que nos quejamos de los rusos y aquí, definitivamente, nos cargamos a Naranjito. En Córdoba, comunista ella, se podan los naranjos hasta la mutilación como si fueran árboles fascistas y en Madrid, ¡ay, Madrid!, sólo sale en los medios cuando Tita Thyssen alza la voz, consciente de que le tienen que escuchar pues se está negociando el precio de la compra de su heredada colección por parte del Estado. Tita podría presentarse por los Verdes a la alcaldía y ya tendríamos cuatripartito, ¡qué emoción, que descoque! Mejor que en la época de la movida. A fin de cuentas, los árboles que arrancó de su museo cuando hizo las reformas pueden ser considerados pecadillos de segunda -o tercera- juventud -perdón, edad-.

A ver si llega de una dichosa vez, esa esperada niebla.
 

 

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