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De Arganzuela, Bárcenas y el silencio

Caso Bárcenas, Caso Urdangarín, Caso EREs … Asomarse a los medios puede resultar muy desalentador, pero mirar para otro lado no es una opción, especialmente para los nos dedicamos a la cosa pública. Conocer una realidad turbia es condición imprescindible para empezar a cambiarla, así que fijémonos en la Junta de Distrito de Arganzuela.

El 27 de diciembre de 2011 Madrid cambiaba de alcalde: Alberto Ruiz Gallardón se iba, tras ganar las elecciones sólo siete meses antes, y en su lugar iba a ser ocupado por Ana Botella, que ese día se sometía a la votación de investidura. Pero antes, como un mero trámite, el lugar de Gallardón como concejal debía ser ocupado por el siguiente candidato de la lista del PP, el que se había quedado a un puesto de ser elegido en las municipales. Se trataba de Carmen Rodríguez Flores, que poco después era nombrada por Ana Botella concejal presidenta del distrito de Arganzuela.

En su año y medio de mandato, poco se ha sabido del trabajo de Rodríguez Flores en Arganzuela, salvo el hecho -realmente llamativo- de nombrar como una de sus dos asesoras personales a su propia nuera. Pero el lunes 1 de julio Carmen Rodríguez Flores aparecía en la portada nacional del diario El Mundo. Este periódico contaba que la concejal (y también diputada nacional) contaba con un llamativo patrimonio: pisos en Madrid, chalet en una exclusiva urbanización de Pozuelo, un apartamento en la zona más señera de Biarritz (Francia) y tres naves industriales en Málaga que le había traspasado un constructor imputado en el caso Bárcenas, constructor cuya empresa ha recibido más de 260 millones de euros en obras y concesiones por parte de administraciones controladas por el PP únicamente en el periodo 2002-2012.

Precisamente el antecesor de Bárcenas como tesorero del PP, Álvaro Lapuerta, que desarrolló su labor de 1993 a 2008, mantiene una estrecha relación de amistad con Rodríguez Flores desde hace 20 años, tal como destacaba la información.
En cuanto vimos y analizamos la noticia, nuestro Grupo Municipal pidió explicaciones tanto a Rodríguez Flores como a la propia alcaldesa Botella, que la nombró para dirigir un distrito de más de 150.000 habitantes, como el de Arganzuela. ¿Cómo es posible que una persona que aparece en la Seguridad Social como pensionista tenga un patrimonio valorado en más de cuatro millones de euros? ¿Por qué Rodríguez Flores tardó más de lo establecido en presentar su preceptiva declaración de bienes en el Registro Oficial del Congreso de los Diputados? No prejuzgamos a nadie, pero creemos que nuestro deber es poner datos significativos sobre la mesa.

De momento, tanto la concejal de Arganzuela como la propia alcaldesa dan la callada por respuesta. Es una falta de respeto, pero no a quien pregunta, sino a los que se debe una respuesta, es decir, a los madrileños. O si queremos ser más precisos, a los madrileños de Arganzuela, que tienen dudas razonables sobre la honorabilidad de quien gestiona su distrito.

¿Cuál es la moraleja de toda esta historia, a la que todavía falta mucho para el punto y final? Nos da la impresión de que la alcaldesa Botella no tiene equipo, un problema que se acentúa tanto fuera como en la propia Junta de Gobierno. Madrid es una ciudad de 21 distritos, y todos merecen concejales capaces y honestos, de esos que si salen en los periódicos es por su buena labor, no por sospechas razonables de corrupción. ¿Responde a este perfil la concejal de Arganzuela? Seguiremos insistiendo hasta que la alcaldesa nos responda.

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