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Desde el pasmo

 Hace unos meses tuve que comprar una carpeta para ir metiendo todos aquellos artículos que me llevaban al pasmo. Ha crecido robusta y hoy le he metido mano para sacar de ella un manojo de sonrojos.

 

Lo primero que me encuentro es ese sambódromo para indignados pretendido por Ana Botella a modo de gueto insonorizado. Pinchaba para ello a Cifuentes, para encajar en la flexible legalidad su versión moderna de vagos y maleantes con la venia del iluminado Ministro del Interior e Ignacio González; y aprovechando el tirón de las salidas de tiesto en algunas manifestaciones. Todo es bueno para meter al grueso de la tropa en el mismo saco.

 

En veintidós horas sacudió el asunto la vicepresidenta Soraya –¿futura alcaldesa?con una palada de tierra. Pero continuemos. El alcalde de Sestao se niega a dimitir por su racismo manifiesto con la excusa de que la grabación, en la que es más claro que el agua, fue interesada (sic). Maravillosa la foto de El Mundo de unos días después donde se retrata con su mejor hipocresía con los representantes locales de asociaciones de inmigrantes y gitanos. Se da la coña, además, de que el personaje fue director de Igualdad de la Diputación de Vizcaya; claro que esas cosas provincianas quedan en espumillón teniendo en cuenta el nombramiento de Sam Kutesa como presidente de la Asamblea General de la ONU, a favor de la cadena perpetua para homosexuales desde el gobierno de Uganda. Todo funciona como una farsa de intereses bastardos.

 

Seguimos con los ayuntamientos, grandes en pasmo. El alcalde de Torredembarra es encarcelado y dice que no dimite porque quiere explicarse, como si perdiendo la alcaldía perdiera también la voz.

 

Más: Díaz Ferrán tiene derecho a asistencia letrada gratuita –no gratis pues la pagamos todos- cuando sólo en la provincia de Lugo, él y su mujer tienen treinta y cinco bienes inmuebles.

 

Se lleva la palma en el manojo de noticias que ha salido al azar, el relato de la ejecución en Oklahoma de Clayton Lockett El Mundo– tras tres cuartos de hora de eternidad agonizando:

 

Director de prisión: “Se le ha proporcionado al condenado fármacos suficientes como para provocarle la muerte? Médico: “No”. D: “Existe otra vena por la que se le pueda inyectar y, si es así, quedan medicamentos?” M: “No” -a ambas cuestiones. Sobra cualquier comentario.

 

Ad latere. Se pregunta, también, como desde el pasmo, Juan Goytisolo: ¿Puede una persona ser ilegal por nacer donde ha nacido? Obvio respuestas.

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