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Hace mucho, mucho tiempo…

“Si has continuado la frase, es que eres de mi generación". El tesón de una antigua compañera “de mi cole” hizo posible que un gran número de amigos de clase de finales de los 70 nos volvamos a juntar. Como es comprensible, la mayoría de nosotros hacía más de 30 años que no nos veíamos. Un momento para la nostalgia y recuperar amistades, o casi hacerlas nuevas, debido al tiempo transcurrido. Creo que he sacado y sacaré grandes amigos de esto. También da pie a pensar que hay que darle muchas vueltas al poder de las redes sociales. Resulta increíble lo cerca que estamos ahora unos de otros;  la de posibilidades que se abren y que todavía estamos simplemente conociendo. Se pueden hacer muchas cosas y da muchas opciones. Bueno, ha salido por todas esas posibilidades abiertas pero, sobre todo, por la insistencia de una amiga que se ha empeñado y lo ha conseguido.

Sin embargo, la reflexión que sí me ha dado este encuentro es la de pertenencia a un grupo muy numeroso y de gran peso. Aquellos niños del “baby boom”, hoy ya adultos (muy adultos) y con nuestros propios hijos, que somos sin duda la generación más numerosa y que rompemos la pirámide de población (recordáis los libros de texto) en este país hacia nuestro grupo de edad, que, lógicamente, se va desplazando para arriba según pasan los años. Encima, desde Madrid, ese grupo de edad, hijos o nietos de los emigrantes castellanos, andaluces y extremeños, es muy extenso, seguramente el mayor que existe. Somos “alguien”, aunque lo pensemos poco. Ahora unos han encontrado una característica que nos une, y se está haciendo famosa: somos los que fuimos a E.G.B. Pues sí, somos esos y representamos mucho.

En esta ciudad somos los que hemos hecho los barrios y los que hemos convertidos los pueblos dormitorio de la periferia (también esto venía así en nuestros libros de EGB) en verdaderas ciudades para vivir. Recuerdo, sin melancolía, las manifestaciones exigiendo asfalto, aceras o alumbrado público. Hemos vivido un cambio enorme en esta ciudad, en este país en realidad, que no lo reconoce “ni la madre que la parió” como dijo aquél. Me apena la decadencia que está sufriendo Madrid en los últimos años.
 
Fue nuestra generación la que abrió los colegios “nacionales” de principios de la democracia, la que inauguró los institutos y, especialmente, la primera que accedió masivamente a la universidad. Conocimos las becas, se ampliaron las plazas universitarias, y se abrieron y extendieron los campus. Muchos de mis compañeros de clase son licenciados, inimaginable para generaciones anteriores.
 
Por eso me duele mucho más que nada menos que la Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, argumente que la solución a los problemas de la Universidad en España es echar alumnos. Y que el mejor método para que haya menos alumnos es subir las tasas, dificultado el acceso a los que menos tienen. Menos mal que yo estudié bajo gobiernos muy diferentes al actual, porque no creo que hubiese podido terminar una carrera con las políticas de esta gente.

http://elola.blogia.com

@JJElola

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