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Huelga de ética

Clava la fotografía actual Luís Antonio de Villena cuando dice, en una frase en él recurrente, que estamos en una Edad Media tecnológica, pero Edad Media a fin de cuentas. Pocas veces hemos salido, creo yo, pues siempre hemos estado dirigidos por brutos en todos los ámbitos y las únicas diferencias son que los de hoy son algo más suaves en el manejo de sus armas de poder y han dejado los machetes en algún museo; eso y que les importa la imagen que transmiten individualmente, lo que les afila cierta burda sutileza y doblez en sus canalladas. Así nos encontramos a Jaime Botín –acertado apellido para ser banquero o bucanero- a medio camino entre la demagogia moral y el alhzeimer accionarial al que le han calzado una multa de 700.000 euros que como la mayoría de sanciones en estos casos, aunque parezca excesiva, suele dejar un regusto de que ha valido la pena.

La doblez alcanza cumbres con la actuación de algunas cúpulas sindicales, básicamente, porque se les presupone en la lucha contraria, más anclada en el bien social y con una consistencia ética a mayores. En la práctica, ese barniz de moralina ha resultado ser como el cableado del cementerio para que relumbre su blanco desde el pueblo. Lo podrido va por dentro. Gestión de botes, lo llaman. Y lo explica el número uno de la Federación Andaluza de U.G.T. de manera cristalina: “No somos hermanitas de la caridad”.

Se permiten el lujo, creyéndose herederos de un idealismo que ya no tienen, de acosar a la juez Alaya, que anda destapando las vergüenzas de la familia en un tirar pedradas de legalidad contra sus botes y, además, con buena puntería. La desfachatez llega al punto de decir que fue una concentración por combustión espontánea de apoyo a un detenido. Y dicho desfachatez porque está grabado –ya saben, cultura de la imagen para bien o para mal. Con verlo, no es necesario ni contestar.

Siento escribir lo anterior pues considero los sindicatos un instrumento clave en democracia, un contrapunto necesario para que el trabajo no derive en explotación con algunos auténticos desalmados –de nuevo los brutos- que asoman la cabeza en cuanto ven impunidad; y sobre todo en una época de desesperación y supervivencia como en la que estamos. Siento decirlo, también, pero mi experiencia personal con sindicalistas me trae a la cabeza la Ley de Pareto, con un 10% de pura integridad aún en contra de sus intereses personales y un 90% de utilitaristas con motivaciones varias.

CODA: Michel Barnier, Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, al periódico El País:“La crisis se inició por la actuación amoral y escandalosa de los banqueros”. Continúa, por si queda alguna duda:“Se siguen pagando bonus insensatos y vendiendo productos tóxicos”.

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