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La marcha del presidente, el último malabarismo del PSOE

Luis Miguel Boto

Desde que el sábado 2 de abril el Sr. Zapatero adelantó que no se presentaría como candidato en las elecciones generales de 2012, su anuncio, así como las consecuencias internas que tendrá en el PSOE, se ha convertido en la gran noticia para los medios evitando, una vez más, que se ocupen del verdadero problema de España: el paro.

¿No es ésta la técnica fundamental de los ilusionistas?: Agitar la mano izquierda para que los espectadores no perciban lo que se hace con la mano derecha.

No entiendo que nadie se sorprenda de que Zapatero no se presente como candidato. Si tiene un índice de popularidad en caída libre, lo mejor que podría hacer, lógicamente, es no presentarse. Es cierto, como decía Jefferson, que nadie abandona el cargo de presidente con el mismo prestigio y respeto que le llevo ahí, pero Zapatero se ha salido del gráfico.

Lo importante es el resultado de analizar nuestra actuación en el ejercicio de nuestras responsabilidades y cómo dejamos organizados nuestros asuntos para los que nos han de suceder, especialmente cuando uno tiene tiempo para ello.

El presidente Zapatero y el propio PSOE en su conjunto pueden presentar en su haber, tras siete años de gobierno, entre otros logros los siguientes:

– Acordar en el Anejo de Política General del Pacto del Tinel, con los partidos nacionalistas y de izquierda, la exclusión del principal partido de la oposición de cualquier pacto institucional o de Gobierno en toda la geografía nacional.

– Alcanzar unos niveles de paro general de unos 5.000.000 de personas y del 42% de los jóvenes, nunca vistos en la historia de la democracia.

– Comprometer los avances sociales alcanzados en España recurriendo, para salvar una crisis económica no reconocida por el Sr. Zapatero, a la congelación de las pensiones, al recorte salarial, al abaratamiento del despido y a la subida del IVA. Es decir, a costa de los más débiles de nuestra sociedad.

De cómo puede el presidente Zapatero dejar organizados los asuntos de interés nacional tras el año de gobierno que se reserva, me viene a la memoria un refrán popular: ‘Por sus hechos les conoceréis’.

Por ello, su decisión de agotar la legislatura entiendo que no es inocente y me produce una profunda intranquilidad: ¿No estará tentado a dejar un regalo envenenado al Gobierno que le sustituya en 2012, en forma de unos Presupuestos Generales del Estado, imposibles de cumplir? Téngase en cuenta que dichos Presupuestos se han de aprobar en las Cortes a finales de 2011 (con mayoría socialista), y que es presumible que el Partido Popular gane las Elecciones Generales de 2012 y asuma el Gobierno en la próxima legislatura.

Por todo ello, Sr. presidente, si realmente desea con su renuncia contribuir a la salida de la crisis, al bien de España y a su propia credibilidad, demuéstrelo. Denuncie el Pacto del Tinel, establezca un acuerdo estable con el Partido Popular en la políticas de Estado y, tras ello, convoque Elecciones Generales.
 

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