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Oscar Linares, only Real Blues

Ha cogido Oscar Linares, en los últimos tiempos, hechuras de flamenco negro y profundidades de mina de oro. Y como quien abraza la cultura de un contradios se ha sumergido en ese río de razas y patria de raíces, que decía Neruda de la negritud, hasta conseguir como propia esa luz como dada la vuelta y que ilumina hacia dentro en un recoger el testigo de pioneros como Son House, Skip James o Mississippi John Hurt que, como en un altar, lucen en ese su salón que llamamos Grafton.

Fue el blues, para Oscar, hasta su eclosión explosiva, una cosquilla enterrada en el estómago en liturgia de doce compases. Hoy podría decir, como el poeta –Villena–: Yo fui un niño negro y, como tal, habito mis voces adultas.
 
Superados todos los filos y precipicios a cuatro por cuatro –Oscar´s blues-, ha llegado la música, su música, como bálsamo y redención. Da gusto verlo, rotas las cadenas, coger su hojalata templada, cerrar los ojos y defender el fuerte cantando, como resume él mismo, con “emoción y mucha verdad”. No se puede decir más claro.
 
En el pasado febrero avisó: “Voy a hacer un Robert Johnson”. La gente le proponía temas entendiendo que iba a hacer una versión de Robert, pero no, iba a desaparecer para reconcentrar su Blues y reaparecer para dejarnos con la cabeza descapotable con la nueva sabiduría y tocando desde lo que hurga.
 
Ese día llegó y fue el 10 de abril en el teatro Rigoberta Menchú de Leganés, concierto englobado dentro del primer Southside Blues Festival que ha teñido de índigos la ciudad. Linares ha demostrado lo que ocurre cuando te arriesgas a la profundidad del Blues y sobrevives, cuando logras someter a la culebra de esa dinamita vital y brutal con una simple afinación abierta y en tres o cuatro minutos –Broken home Blues.
 
En el Blues de Oscar no hay nada accesorio ni humo de pajas y hasta las versiones son engullidas el tiempo suficiente para dejar su poso entrañado y hacerse egoístamente suyas, obviando cualquier concesión estética en su elección. Cada viejo tema tiene para él una historia personal que lo convierte en fundamental. Es por ello, desde la honestidad de su conocimiento real, más allá de la técnica, y de ese algo que vibra hasta casi hacerse sólido que consiguió dejarme empotrado en un asiento de la primera fila. Only Real Blues para uno de los conciertos más emocionantes de mi vida.

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