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¿Quién paga los platos rotos de Bankia?

Que la corrupción genera pobreza es una frase que desde UPyD venimos manejando en los últimos meses. No es un slogan electoral ni un spot. Es un hecho, una verdad constatable que pude vivir en primera persona el pasado 27 de febrero, cuando realicé una visita a la Fundación del Lesionado Medular, en Vallecas, que incluye una residencia y un centro de rehabilitación para personas que han visto truncada radicalmente su movilidad. Me fijé en una placa que reconocía la labor de la Obra Social de Caja Madrid en el mantenimiento de un centro que es un ejemplo de función social. Ahora, esa maravillosa labor de Caja Madrid es pasado. Ha desaparecido como consecuencia de la nefasta gestión llevada a cabo en esta entidad. El dinero ya no llega a la gente que más lo necesita.

Un dinero que han malgastado aquellos que tenían la responsabilidad de dirigir una caja tan importante como era Caja Madrid, ahora Bankia. Un dinero malgastado por políticos, empresarios y sindicalistas que pensaron que esos recursos eran suyos, para su disfrute personal. Es una vergüenza que estos casos de mala gestión de las cajas hayan desembocado en un mayor sufrimiento de gente normal, con problemas, que pagan sus impuestos y que confían en sus representantes y en las personas que tienen responsabilidades tan importantes como es la gestión de una caja de ahorros. 

Que la corrupción genera pobreza es cierto. Por eso mi partido, desde que tiene responsabilidades institucionales, ha tenido como uno de sus principales objetivos el ayudar a las personas con acciones reales. UPyD es el partido que ha denunciado, con nombres y apellidos, a esos dirigentes político-financieros que se creyeron por encima del bien y del mal, que no tuvieron reparos en engañar a ahorradores, pensionistas y pequeños inversores mientras ellos se pegaban la gran vida cobrando sueldos millonarios, jubilaciones doradas y utilizando tarjetas ‘black’ para sus asuntos privados (viajes, comilonas y copas, artículos de lencería y hasta masajes), una vergüenza sin justificación.

Por eso, cuando pude mirar a los ojos a estas personas que deberán vivir en una silla de ruedas el resto de su vida, no puede dejar de pensar en la necesidad de llevar a cabo otra forma de hacer política. Otra forma de gestionar el dinero de los contribuyentes, con honradez, sensatez y seriedad. Por eso estoy en UPyD y por eso me presento de candidato a la Alcaldía de Madrid. Porque me gusta poder mirar a las personas a los ojos y poder decirles que una nueva política es posible. Y voy más allá; no sólo es posible, es absolutamente necesaria.

Me resulta fácil ponerme en la piel de los estafados por las preferentes y de los pequeños accionistas que confiaron en Bankia. Puedo sentir su rabia e indignación. No podemos pasar esta lamentable página de la historia de España sin que los responsables, todos, paguen por lo que han hecho y devuelvan el dinero que robaron a la gente de bien; a personas que trabajaron toda su vida para poder tener una jubilación tranquila y que han visto cómo sus ahorros se han evaporado en acciones preferentes y en los gastos millonarios de los máximos responsables de la entidad en la que confiaron. 

Se han aprovechado de todos nosotros porque todos pagamos la estafa de Caja Madrid. Y con todas estas personas normales capaces de hacer cosas extraordinarias, que dan un ejemplo de civismo todos los días, UPyD quiere construir el futuro de este país y de esta ciudad.

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