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¡Terror en el Festival de Málaga!

Juan Luis Sánchez

Acaba de celebrarse el festival de Málaga. Este año su principal novedad es que ha llegado a un acuerdo con el de Sitges para organizar El día del Festival de Sitges, donde se proyectará una selección de lo mejor del certamen fantástico. Entre otras cosas se ha podido ver I Saw the Devil, excelente cinta coreana sobre un asesino en serie que proyectaron en la muestra ‘friqui’ de Madrid del canal Sfi-Fi.

Se trata sin duda de una buena iniciativa, de cara a lograr que adquiera algo de interés un festival que tiene en contra un pequeño problemilla: se supone que está especializado en cine español, y éste da pocas alegrías.

Sí, alguna da de vez en cuándo, pues este año hemos tenido También la lluvia y… y… Bueno, una película excelente en el primer trimestre es buena señal. Otras veces llegamos al 31 de diciembre sin ninguna.

La cita malagueña este año no tenía demasiado tirón, teniendo en cuenta que se abría con ¿Para qué sirve un oso?, torpe comedia de la que recuerdo haber leído una reseña de un tal José María Aresté, que se preguntaba: ¿Para qué sirve una película como ésta? Del resto de lo que se ha proyectado sólo me suenan los realizadores Emilio Ruiz Barrachina, que fue el responsable de la grotesca, ridícula e indescriptible El discípulo, Isaki Lacuesta, director marginal pero autor de la interesante La leyenda del tiempo, y Max Lemcke, que debutó con la mediocre y mejorable (pero no totalmente desastrosa) Casual Day, que aún así para muchos fue la mejor película de su año. ¡Imaginaos el año! No, no sé quiénes son Borja Manso, Marcos Cabotá, Alberto Gorritiberea, Ramón Térmens, Enrique Otero, Gustavo Balza, Maxi Valero, David Marqués y Frank Spano, que son todos los demás que componen la sección oficial, y eso que veo casi todo el cine español que se estrena… Para mí que son el 90 por ciento debutantes.

Así las cosas, es posible que ¿Para qué sirve un oso? haya sido la artillería pesada del certamen. Buff, ¡qué miedo! ¿Para qué sirve el festival de Málaga? O sea, para empezar, montar un festival de cine español en España es como organizar una exposición de barrotes en una cárcel.

Recuerdo que en 2008 el máximo galardón se lo llevó 3 días, inenarrable bodrio con el guión más espantoso y chapucero de la historia del cine patrio (después de Lope): los medios anunciaban que un gigantesco meteorito se estrellará contra la Tierra, y la gente huye en masa… ¿A dónde huyen? ¡Si se va a destruir la Tierra entera!

Así las cosas aplaudo el intercambio con Sitges. Es más, propongo que, ya puestos, igual salvan un poco el carro con más cambalaches similares. Podrían hacer el día del Festival de Cannes, el Día del Festival de Sundance, y el Día del Festival de la Cerveza de Berlín, a ver si así aumenta un poco el interés del asunto.

Y no, no me siento poco patriota porque no me entusiasme el cine español. En España tenemos la mejor cocina, la mejor gente, la mejor selección de fútbol, eso sí es cierto, pero en fin, la situación del cine, a grandes líneas es un poco tremebunda. Que la cinta más taquillera haya sido la nefasta y grosera Torrente 4 dice mucho de nuestro Séptimo Arte.

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juanluissanchez.blogspot.com
 

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