Si internet y sus intangibles han reformulado el concepto de escasez, clave económica entre oferta y demanda; la globalización nos ha llevado a convertir el Mercado en una máquina de hacer carne picada con el grueso de la tropa.
China alcanza a Estados Unidos y en pocos años lo doblará en Producto Interior Bruto. El futuro, más bien la supervivencia, de occidente ha de venir por doble vía: por un lado la calidad como aspecto diferenciador y, por otro, la lucha por una también globalización de los Derechos Humanos. Sin esto último será imposible competir en costes con países que revisitan el modelo esclavo de los niños mineros en pleno siglo XXI.
Las deslocalizaciones faltas de ética son el negocio perfecto pues son todo margen mientras desguazamos Europa por rápido y ciego cash para unos pocos, llenándola de plástico del Todo a 100 mientras el valor de largo recorrido se dinamita: los grandes investigadores jóvenes tienen que vender castañas y al resto nos atontan con el lujo choni de la televisión y el fútbol que, no nos engañemos, hace mucho que dejó de ser un deporte.
Me considero afortunado, por tener la barriga caliente, y entonces paso al suave segundo nivel de jodienda: el de ver a toda esa gentuza metida a políticos al servicio de ellos mismos y a los empresarios de la picaresca; y porque no decirlo: por ver a algunos tertulianos tele-dirigidos metidos a palmeros o simples pesebristas. Nos venden las motos sin reparo y mirándonos a los ojos, sin inmutarse o sonrojarse mínimamente. Me jode que me tomen por imbécil, como si fuera un analfabeto funcional o un tarado que no da para más. Es vomitivo.
Bajemos a las corporaciones locales y ya será cuestión de vergüenza ajena, con muchos ayuntamientos en donde los pegacarteles del pueblo a base de años en el partido terminan de concejales con mentalidad de adolescente-nuevo-rico para manejar nuestro dinero sin haberse molestado en terminar una mínima formación. Terrible.
Ad latere. Bajo al bar. Oficina con churros y periódicos. Una señora mayor lo tiene claro en cuanto me ve: “No leas tantas noticias que te vas a poner malo. Vete a los contactos directamente que es lo más interesante”. Le cuento que ya ni eso, que menguan las inversiones publicitarias de la prostitución en un lanzarse a la conquista de la esquina, como en la posguerra, apelando a las urgencias del personal para que se gaste lo que no tiene o lo que no puede.
