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La suciedad y el mal olor se apoderan de las calles de Madrid

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El hedor está presente en las calles de Madrid, algo que se hace más acuciante en la periferia. Los madrileños notan como la suciedad está presente en las vías y la recogida de basura es cada vez menos frecuente. En el mes de agosto este problema fue insoportable para los vecinos y aunque se haya aliviado ligeramente, cierto es que aún es palpable a la vista y nariz de todos. Estos son los efectos de los recortes de limpieza acometidos por el Ayuntamiento de Madrid con el contrato único para la recogida de basuras.

En agosto entró en vigor el nuevo pliego del contrato único de gestión del servicio público de limpieza y conservación de los espacios públicos y zonas verdes de la capital. Está valorado en 2.316 millones de euros y su duración será de ocho años, prorrogables a otros dos. Con la fusión de 39 contratos a uno, las arcas municipales prevén ahorrar un 10% anual del importe total del servicio, es decir, 256 millones.

La capital se divide para su limpieza en seis lotes y no por distritos como estaba anteriormente establecido. Las compañías que han ganado las contratas son Valoriza, FCC, Cespa y OHL. Todas ellas están obligadas a reducir costes y aparentemente a adaptarse a un sistema de calidad, con decenas de criterios a cumplir. Si no efectúan esas condiciones, las penalizaciones llegarían hasta el 20% del canon, es decir, si el consistorio no queda conforme con el servicio puede pagarles un 20% menos de lo previsto.

Patronal y sindicatos apuntan a que esta rebaja está mermando la calidad del servicio y por eso las calles están más sucias. Las rebajas previstas por el consistorio de un 10% llegan hasta un 25% en el caso de algunas empresas como Valoriza, apunta el responsable saneamiento urbano de CCOO, Félix Carrión. En total ha sido despedidas 350 personas en el primer contrato integral vinculado a jardinería, limpieza y mobiliario urbano. Recientemente se acaba de adjudicar el contrato de gestión de parques y viveros municipales, “al igual que en el primero se habla de reducción de personas, en este caso sería de hasta un 40% y se podrían perder en total más de un millar de empleos”, denuncia Carrión.

Distritos de primera y de segunda

Los trabajadores de las subcontratas están convencidos de que la prestación de los servicios va a verse muy deteriorada en los barrios de la periferia, mientras que no se verán afectados los del centro de la ciudad. Los ciudadanos que viven en los distritos alejados del centro de la capital van a recibir unos servicios de peor calidad, produciéndose una clara discriminación entre unos y otros.

Las compañías contratistas han entregado cartas de subrogación al personal, una plantilla de 8.800 personas aproximadamente. Las empresas ofertan como solución a los empleados la reducción de su salario en un 40% y algunos afectados se encuentran en situaciones de no poder cobrar el paro. Este es el caso de Rosa Clajer, trabajadora del servicio de mobiliario urbano, quien explica que “con los nuevos contratos integrales nos iban a subrogar a diferentes lotes, la empresa saliente no nos despidió y las entrantes tampoco se han hecho cargo de nosotros”. Los 56 trabajadores que hasta ahora han llevado a cabo la conservación del mobiliario urbano, se han visto envueltos en este desacuerdo y el servicio ha desaparecido. Por tanto, las empresas tienen la libertad de no aplicar la subrogación de los trabajadores que venían prestando estos servicios.

“El caos llega hasta tal punto que hay jardineros que están haciendo trabajo de barrenderos y viceversa cuando no les corresponde”, apunta Pedro Lozano, trabajador del servicio de limpieza en Moncloa. En jardinería, según otro de los trabajadores, José Ortiz, “ha habido despidos y traslados forzosos.  Además la plantilla del mantenimiento de áreas infantiles están en un convenio que no contempla la subrogación y les han mandado a la calle, algunos con hasta 20 años de experiencia”. De hecho, “hay algunos jardineros que les han querido trasladar fuera de Madrid. Ante tal cambio sustancial de contrato, un juez ha paralizado ese traslado y les han vuelto a reincorporar”, declara José Manuel Sanz, uno de los trabajadores despedidos del servicio de limpieza en Villaverde.

La clave de los despidos indiscriminados está en que en el contrato fijado por el Ayuntamiento de Madrid, “no hay ninguna cláusula en la que se obligue a la empresa a un mantenimiento de los puestos de trabajo”, indica Antonio Galiano, presidente del Comité de Empresa de CCOO del Lote 3. El representante sindical augura que “poco a poco se va a ver más basura en todos los distritos porque en octubre y febrero habrá más despidos. La capital aumenta de población, se construyen edificios y cada vez hay menos el personal, Madrid se hunde olímpicamente en su conservación”.
Por el momento, sindicatos y trabajadores no descartan sucesivas movilizaciones.

Desprotegidos por el Ayuntamiento

“La unificación de contratos no tiene por qué derivar en la eliminación de puestos de trabajo”, así lo declaró hace meses el por entonces delegado municipal de Medio Ambiente, Juan Antonio Goméz Angulo, durante la presentación del nuevo concurso público de limpieza. Estas palabras distan de las recientes declaraciones en Pleno del delegado de Medio Ambiente, Diego Sanjuanbenito. Según el edil, “el consistorio no dispone de margen legal para defender el empleo en virtud de los nuevos contratos integrales de mantenimiento y limpieza que se iniciaron el pasado mes de agosto”. El concejal expuso que "no podemos asegurar dicho empleo, ya que es una relación laboral que no compete al Ayuntamiento sino a las adjudicatarias privadas y sus trabajadores".

Los portavoces de la oposición recordaron que los delegados de Medio Ambiente anteriores garantizaron que el Ayuntamiento si protegería el empleo de estos operarios, a pesar de las nuevas condiciones previstas en los nuevos contratos. Pese a todo, tras hacerse públicos los pliegos, esa cláusula se eliminó.

La edil socialista, Ruth Porta, denunció en Pleno que los contratos han sido una "subasta de servicios públicos" y que el consistorio ha mentido y se ha desentendido de los trabajadores.  Por su parte, la concejal de Izquierda Unida, Raquel López, detalló  las consecuencias de los nuevos contratos: despidos de 175 trabajadores de limpieza viaria, 97 de áreas infantiles, 21 jardineros y 35 de mobiliario urbano, sin contar las recolocaciones propuestas por las empresas en otras comunidades autónomas.

El representante de UPyD, Jaime Berenguer, manifestó que “el Ayuntamiento está permitiendo que Madrid esté muy sucio, porque su principal motivación ahora es económica, recortar. ¿Necesitamos que haya un número fijo de trabajadores de limpieza en los contratos que firma el consistorio? No necesariamente, lo que necesitamos es que el Ayuntamiento cumpla su deber y se asegure de que la ciudad esté limpia”. Y ese deseo es el que todos los madrileños esperan que se cumpla, el de poder pasear por las calles, avenidas y parques, sin taparse nariz.

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