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El barrio de La Latina

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El personaje histórico de “la Latina”, está íntimamente ligado a la ciudad de Madrid, concretamente al barrio de tal nombre, uno de los más castizos y de gran ambiente, en pleno centro de la ciudad –ocupa una gran parte del denominado Madrid de los Austrias–, junto a la Puerta del Sol, Palacio Real, basílica de San Francisco, el Rastro, etc. aunque son muy pocos sus habitantes que conocen la vida de esta mujer excepcional.

Beatriz Galindo nació, en el año 1465, en el seno de una familia adinerada e hidalga de la ciudad de Salamanca. Desde muy pequeña, alentada por su padre, sintió un gran fervor religioso con la idea de tomar los hábitos, algo que no llegó a realizar y que le llevó a estudiar latín con gran provecho (de ahí el apelativo que le puso el pueblo: “la Latina”), y griego, con el fin de entender mejor las escrituras sagradas y los cánticos religiosos. Su inteligencia siempre despuntó, lo cual le permitió entrar en una institución de la Universidad de Salamanca para estudiar gramática y, con tan sólo 16 años, ya era reconocida como especialista en textos clásicos, especialmente en los de Aristóteles, un filósofo al que admiraba.

Esta habilidad, poco común en la época, y más en una mujer, llamó la atención de la reina Isabel I de Castilla, 14 años mayor que ella, la cual necesitaba tener a su lado a alguien que la enseñara latín, el idioma de la diplomacia europea. Así, en 1486, llegó a la corte de los Reyes Católicos con el cargo de camarera real, encargada de instruir en Latín a la mismísima reina y de educar a sus hijos, el Príncipe Juan el heredero a la Corona y para sus hijas, Juana, Maria, Isabel y Catalina. Su actividad no se limitó solo a la enseñanza, también se encargó de extender y dar a conocer las nuevas tendencias renacentistas llegadas desde Italia.

Beatriz contrajo matrimonio, en 1491, con uno de los hombres de confianza de los reyes Católicos, Francisco Ramírez de Madrid, apodado «el Artillero» por sus dotes como militar especializado en esta materia, y quedó viuda al morir su esposo en 1501, cuando sofocaba una insurrección de mudéjares de la Serranía de Ronda.

A partir de la muerte de la reina Isabel, en 1504, abandonó la Corte y su vida transcurrió retirada y dedicada a la realización de obras de caridad. Entre estas, destacan varios notables ejemplos en la ciudad de Madrid. El más importante fue, sin duda, el Hospital de la Concepción situado en la calle Toledo y conocido como su fundadora: El hospital de la Latina, con unas normas muy estrictas: solo atendería a personas realmente sin recursos, pobres y gentes desahuciadas. También fundó varios conventos, uno de franciscanas y otro de jerónimas, en este último donde se instaló su cenotafio de estilo renacentista.

Hoy día, su recuerdo sigue presente en uno de los barrios más famosos de Madrid que lleva su nombre: “La Latina”, en la calle de Beatriz Galindo, junto a las Vistillas y con un monumento a su figura en Puerta del Ángel y otro en Navalcarnero (Madrid).

Beatriz Galindo murió en Madrid a los 69 años de edad. Pese a todo su conocimiento, el legado cultural que nos dejó es muy escaso: tan sólo algunas cartas en latín, versos y su propio testamento en el que expresó el deseo de donar su dinero (los RR.CC. la habían dotado con 500.000 maravedís, toda una fortuna para la época) a los más pobres.

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