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Santa Cruz de Tenerife: Nelson derrotado y manco

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Horatio Nelson, I vizconde Nelson, I duque de Bronté, conocido también como almirante Nelson, uno de los marinos más célebres de la historia, se destacó durante las Guerras Napoleónicas y obtuvo su mayor victoria en la célebre batalla de Trafalgar , en la que perdió la vida. Pero en 1797, el almirante de la Real Marina de Guerra Británica Lord almirante Horatio Nelson pretendía un ataque contra Santa Cruz de Tenerife (España) para someter a la isla de Tenerife al mandato de la Corona Británica.

Con estos mimbres, ni el más optimista de los isleños tenía la más mínima duda de que, en adelante, en la isla de Tenerife se iba a hablar inglés; los que aún pudieran hablar.

Antecedentes

Y como no podía ser de otra manera, tras muchas incursiones inglesas en la bahía de Santa Cruz, que terminaron con varios barcos capturados y otros tantos hombres muertos, el contra-almirante Horacio Nelson hizo acto de presencia frente a la costa tinerfeña, al mando de una flota compuesta por tres navíos de línea de 74 cañones (posteriormente se le sumaría un cuarto navío de línea; el Leander), tres fragatas, una bombarda y un cutter, lo que sumaban casi 400 cañones y más de 3.000 hombres perfectamente entrenados y curtidos en batalla, a los que se habrían de enfrentar los 1669 " soldados" que se consiguió reunir entre los 247 hombres del Batallón de Canarias (único cuerpo profesional que había en la isla, al mando del teniente-coronel Juan Guinther), milicianos sin preparación y voluntarios del corsario francés La Mutine, apresados por los británicos poco tiempo antes.

Primer intento

En la madrugada del día 22 de julio, tres fragatas inglesas se situaron a unas tres millas de tierra, y comenzó el movimiento de dos formaciones de lanchas de desembarco hacia la costa. La primera, con 23 lanchas, se dirigió al barranco del Bufadero para llevar a cabo la primera fase del plan. La segunda, con 16 lanchas, navegó hacia Santa Cruz para realizar la segunda fase del plan. El hecho de que los defensores ya estuvieran alertados de los planes de Nelson y los vientos desfavorables hicieron fracasar este primer intento.

Segundo intento

Sobre las diez de la mañana del día 22, las fragatas inglesas fueron remolcadas por las lanchas para fondear todo lo cerca que pudieron del Bufadero, y se produjo el desembarco de unos 1.000 hombres en la playa de Valleseco. A pesar de que tomaron una pequeña cota, no pudieron progresar al encontrarse con el fuego cruzado de los defensores, que disparaban desde el castillo de Paso Alto y desde otras posiciones fortificadas; luego no pudieron tomar dicho castillo. Además, el teniente general Gutiérrez envió refuerzos para ocupar los pasos de Valleseco, que se prepararon para frenar una posible incursión en la ciudad de los asaltantes de Paso Alto. Tras un intercambio de fuego el 23 de julio y debido a lo escabroso del terreno, a la imposibilidad de movimientos y a la carencia de fuego naval de apoyo, los ingleses iniciaron su retirada y se reembarcaron en la noche del 23 al 24 de julio. El segundo intento tampoco resultó exitoso.

Tercer intento

Las fragatas inglesas levaron anclas y se alejaron de la costa. Mientras tanto, Gutiérrez, esperando un nuevo ataque, cambió su despliegue; dejó un pequeño destacamento en Paso Alto, concentró fuerzas para la defensa de la ciudad, reforzó las defensas de los puertos y mantuvo la alerta en las instalaciones defensivas.

A la vista de sus dos fracasos, Nelson decidió atacar frontalmente Santa Cruz, con un desembarco en el muelle al frente de sus tropas; el capitán de navio Troubridge, anterior jefe de la fuerza de desembarco, también iba a participar en el asalto. Trataba de desembarcar en masa en el muelle, tomar el Castillo de San Cristóbal y desplegarse en la plaza de la Pila para reprimir cualquier contacto de insurrección popular.

A última hora del 24 de julio, los ingleses llevaron a cabo la preparación del desembarco. Unos 700 soldados embarcaron en seis grupos de lanchas, 180 embarcaron en la balandra Fox y otros 80 lo hicieron en una goleta apresada a los canarios.

A primera hora del 25 de julio, las lanchas de desembarco comenzaron a navegar hacia el muelle, en plena noche, con visibilidad escasa y prácticamente en silencio total. Según parece, los ingleses cubrían sus lanchas con lonas, para evitar ser descubiertos, pero la fragata española San José las detectó y dio la alarma, y el castillo de Paso Alto hizo lo mismo. Las baterías hicieron fuego sobre las fuerzas invasoras, y al mismo tiempo la resaca dispersó las lanchas. Solamente tres grupos pudieron dirigirse al muelle, de los que únicamente lograron desembarcar los hombres de cinco lanchas. Las restantes se estrellaron contra las rocas, donde tuvieron que soportar el fuego de la artillería y la infantería españolas. Al mismo tiempo, las baterías defensoras hicieron blanco sobre la Fox, le causaron 97 muertos y gran cantidad de heridos, y terminaron por enviarla al fondo del océano con mucho material y municiones.

Nelson viajaba en el cuarto bote de los que lograron desembarcar, pero antes de llegar a tierra firme recibió un impacto procedente del cañón Tigre, que le destrozó el brazo, y fue evacuado.Los tres grupos de lanchas restantes, arrastrados por el mar, fueron castigados por la artillería, y algunas desembarcaron al sur de la ciudad. Unas cuantas, dirigidas por Troubridge, lo hicieron en la playa de la Caleta y llegaron a la Plaza de la Pila para aguardar la llegada de las demás. Y la mayoría de las unidades desembarcó en la playa de las Carnicerías, desde donde avanzaron por tierra con cierto éxito hasta que fueron arrinconados en la plaza de Santo Domingo. A Troubridge se le agotó la paciencia y dejó la plaza de la Pila para unirse a los atacantes de Santo Domingo, donde fueron r
odeados por los defensores, que les obligaron a refugiarse en el convento de Santo Domingo.

El teniente Vicente Siera capturó cinco soldados ingleses en la Plaza de la Pila y los entregó al General Gutiérrez, dándole información sobre la situación de las fuerzas británicas encerradas en el Convento, lo que levantó el ánimo de Gutiérrez que estaba mal informado y creía que estaba perdiendo la batalla.

Gutiérrez, de forma presta, movió sus fuerzas y fijó a los británicos en sus posiciones. Ocupó el muelle para evitar la llegada de refuerzos y aumentó la intensidad del cerco alrededor de la iglesia de Santo Domingo. Todos los intentos de ayuda de Nelson a sus hombres cercados fueron infructuosos. Aquella situación llevó a Troubridge a negociar con Gutiérrez, y logró una capitulación honrosa y la salvación de la vida de sus hombres. .

La rendición se firmó el día 25, y los más de 300 ingleses que estaban en Santo Domingo desfilaron hacia la Plaza de la Pila y reembarcaron en embarcaciones inglesas y algunas canarias.

Fuente: Wikipedia


 

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