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La Gran Vía

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Es el proyecto urbanístico municipal más ambicioso de cuantos se habían realizado hasta la época. Una mejora viaria indispensable para el desarrollo de la ciudad, cuya construcción se dilataría 48 años. ¡Quién iba a pensar que después de tantos avatares llegaría a la centena más viva y más joven que nunca! El proyecto inicial de la Gran Vía databa de 1862 y se sacó tantas veces a relucir sin que finalmente fructificara que, en 1886, Federico Chueca compuso una famosa zarzuela que parodiaba todo este desatino. La obra alcanzó tal éxito, dentro y fuera de nuestras fronteras, que contribuyó a popularizar la vía antes, incluso, de que empezara a construirse. Superados los problemas de normativa y las discrepancias iniciales, el 4 de abril de 1910 una piqueta de plata empuñada por el Rey Alfonso XIII destruía la ventana de una vieja casa, contigua a la Iglesia de San José (actualmente una tienda se souvenirs), poniendo el fin a una etapa y abriendo las puertas a la modernidad. Empezaban así las obras, desarrolladas en tres fases, que se llevarían por delante un total de 14 calles, 311 casas, 11 terrenos edificados y otros 33 vacíos. Los trabajos se prolongaron 20 años y dieron lugar a una calle amplia denominada en su primer tramo, Conde de Peñalver (desde Alcalá hasta la Red de San Luis), Pi y Margall en el segundo (hasta Callao) y Eduardo Dato en el tercero (hasta Plaza de España). Nombres que sufrirían múltiples alteraciones hasta que, siendo alcalde Tierno Galván se denominó definitivamente Gran Vía. La respuesta a por qué siendo una calle creada de forma artificial, no se concibió en línea recta es sencilla: por un afán de preservar las iglesias de San José, San Francisco de Borja (actual Teatro Lope de Vega) y el Oratorio del Caballero de Gracia. Entre los múltiples encantos de esta calle, de la que aseguran nunca duerme, se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos de la capital. La Gran Vía ha sido además testigo vivo de múltiples acontecimientos. Algunos históricos, como la Guerra Civil; otros curiosos, como el paseo que, el 23 de enero de 1928 protagonizó un toro de lidia, escapado de un corral de Carabanchel. Por delante le espera el futuro de Madrid. 

¡Muchas felicidades!

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