En el recorrido que están realizando el concejal Íñigo Henríquez de Luna y su equipo, por todos y cada uno de los barrios que conforman Salamanca, llegó el turno de Goya. Un barrio neurálgico de la ciudad, y uno de los enclaves del distrito, cuyos vecinos aprovecharon para explicarle al edil sus necesidades y posibles mejoras.
Paso a paso por Goya
El recorrido comenzó con la visita al Colegio Inmaculada Concepción, para conocer de primera mano la evolución de las obras de remodelación que se están llevando a cabo en él. Posteriormente fue el aparcamiento de motos y alquiler de bicis, en la calle Príncipe de Vergara, el que recibió la visita del Ejecutivo. Tras una breve explicación acerca del uso de esta nueva modalidad de transporte en la ciudad, centró su mirada en el solar del futuro PAR, así como en el polideportivo de Alcántara. La Comisaría de Policía Nacional, el Colegio Nuestra Sra. de Loreto y la Plaza de Felipe II también fueron otros de los puntos claves en este acercamiento al barrio. Sin olvidar, la visita a la calle Povedilla, cuyos vecinos continúan reclamando a la Administración más atención por las consecuencias que sufren debido a las obras del aparcamiento robotizado.
Las dos caras de una asamblea
El último punto del programa siempre consiste en una asamblea vecinal que se organizó, en este caso, en el Colegio Nuestra Sra. de Loreto, planteada para que los vecinos expresen sus quejas. La seguridad, mejoras en el asfaltado, o un mayor cuidado para el mobiliario de la Plaza de Felipe II fueron algunos de los asuntos tratados entre vecinos y Ejecutivo, en un “tono fantástico y de respeto”, tal y como aseguran fuentes municipales.
Sin embargo, la A.V. Goya-Dalí ha mostrado su decepción por considerar que estas asambleas están manipuladas por el Gobierno. Manifiestan que no hay espontaneidad y “que todo está preparado”.
Por su parte, la Junta afirma que el orden de participación en la asamblea es, en primer lugar, las asociaciones y entidades vecinales del distrito, las comunidades de vecinos o colegios, los vecinos que han pedido turno previamente; y por último los asistentes que levantan la mano espontáneamente. Además aseguran que “el objetivo es que nadie se quede con algo que decir, sea la hora que sea”.
