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La Biblioteca Nacional muestra el legado del autor del Barberillo de Lavapiés

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La Biblioteca Nacional acoge hasta el próximo 28 de mayo una exposición sobre el legado de Barbieri, uno de los músicos más preeminentes de la Historia de España, pero cuya figura trasciende –con ser importante- lo musical. Así es, Francisco de Asís Esteban Asenjo Barbieri, nacido en 1823, descendiente de una familia de bailarines italianos, y muerto en 1894, es una de las figuras más ricas del siglo XIX. Prueba de ello es que a su muerte fue despedido como una gloria nacional y sus funerales fueron multitudinarios.

La Exposición muestra 250 obras del magno legado que donó a la Biblioteca Nacional y que nos dibujan la semblanza de un hombre polifacético, que él mismo se definió como “buhonero en cierta ocasión, director de un liceo, secretario de otro, músico militar, miliciano nacional, empresario, periodista, bibliófilo, compositor y constante adorador del bello sexo”.

Entre ese legado nos han llegado auténticos mitos de la cultura hispana, como las zarzuelas Jugar con fuego, Pan y toros o El barberillo de Lavapiés; así como El cancionero de Palacio, casi la banda original de nuestro Renacimiento musical, y que sólo por ese logro, merecería el paraíso.

En la primera parte de la muestra, se reconstruye la vida del genio y su entorno. Entre su círculo de amistades destacan políticos, científicos, artistas y escritores, representados en la famosa obra de Esquivel, procedente del Museo del Prado, Los poetas contemporáneos, Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor.

Las dos siguientes secciones están dedicadas a la obra de Barbieri, autor de más de 130 composiciones. Para este apartado, se ha contado con la colaboración del Museo del Teatro Almagro, la Biblioteca del Conservatorio de Madrid, y el propio Teatro de la Zarzuela, templo de este género, y que se levantó con los esfuerzos del propio Barbieri, de Gaztambide, el libretista Luís de Olona y el barítono Francisco Salas.

Pero como señalábamos antes, la figura de Barbieri no se agota en su faceta musical, sino que su actividad fue más allá de la composición. En la cuarta sección se da cuenta del Barbieri activista e ideólogo, ya que fue crítico musical y hábil periodista, al igual que Schuman o Berlioz, hasta el punto que fue admitido en la Real Academia Española, único músico español en conseguirlo.

También hay un espacio para su acción como gestor y organizador, destacando sus iniciativas que condujeron al inicio de la vida sinfónica en Madrid; la defensa de los derechos de autor; la lucha por introducir la música en la Academia, sus aportaciones a favor de la ópera nacional; sus discusiones en torno a Wagner, su actividad como fundador de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, y su gran labor como documentalista e historiador.

La exposición concluye con la faceta de Barbieri como bibliófilo, documentalista e historiador. La víspera de su muerte, el 18 de febrero de 1894, donó su inmensa colección de libros y documentos –calificada por Marcelino Menéndez Pelayo como la más grande existente en España-, a la Biblioteca Nacional, ante sus amigos Manuel Tamayo y Baus, Director de la Biblioteca, y el propio Menéndez Pelayo.

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