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Continúa la presión contra los locales de ocio nocturno que incumplen la normativa

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Los vecinos de Salamanca han denunciado, en numerosas ocasiones, ante los responsables de la Junta Municipal las molestias ocasionadas por los locales de ocio nocturno en zonas como Juan Bravo o General Pardiñas. Noches en vela, bocinazos, tráfico, griterío a la entrada de los bares, música alta o restos de vómitos y orines en los portales cercanos son sólo algunas de las situaciones que soportan las noches de los fines de semana cientos de vecinos afectados. Igual de frecuentes son los incumplimientos de la normativa contra el ruido, los horarios de cierre o la actividad declarada; por ello el control policial y municipal de los locales de copas se ha incrementado en las últimas legislaturas.

Aunque los procesos sancionadores se prolongan en el tiempo, muchos de ellos llegan a buen término. Este es el caso del local Chic, que fue precintado el pasado 11 de enero al constatar que funcionaba como after-hours a pesar de tener licencia de bar.

Este local, situado en el número 30 de General Pardiñas, había sido denunciado por los vecinos de la zona, quienes comprobaron que este presunto bar, como constaba en su licencia, abría en realidad de 6 a 12 de la mañana, ocasionando multitud de molestias a los vecinos de esta zona residencial de Salamanca. Unas molestias que se multiplican por la presencia de más locales de ocio nocturno en el tramo de la calle comprendido entre Goya y Ayala.

La Policía constató que las denuncias eran ciertas, pues aunque Chic contaba con cafetera y expositor de alimentos, ninguno de los dos funcionaba. El local también disponía de iluminación tenue y sillones para recostarse, música, pantalla de vídeo y casi en exclusividad despachaban bebidas alcohólicas. Además, el local no cumplía con las mínimas condiciones de seguridad, puesto que disponía de una entrada con una escalera de más de 25 escalones y un ancho de pasillo de 90 centímetros.

El pasado 24 de mayo de 2007 se precintó el local, pero volvió a reabrirse porque el propietario se comprometió por escrito a ejercer la actividad autorizada. Sin embargo, meses después, la Policía vuelve a comprobar que se incumple lo acordado y levanta actas donde se constata el funcionamiento como after-hours. Y por si este historial fuera poco, el pasado 4 de enero una redada de la Agencia Antidroga descubre, al parecer, que en el local también se ha consumido droga.

Finalmente, todos los antecedentes desembocaron en el precintado del local el pasado 11 de enero, con la lógica satisfacción de los vecinos afectados que seguirán atentos ante nuevos incumplimientos en otros locales de la zona.

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