El clamor de un rotundo “¡Viva la libertad!, ¡Viva España!” entonado por más de dos millones de gargantas cerró la manifestación convocada el pasado 10 de marzo por el Partido Popular contra la prisión atenuada del etarra De Juana Chaos. Una protesta, que sin caer en la guerra de cifras, se convirtió en una de las concentraciones más numerosas que se recuerdan en la capital.
La marcha partió a las 17 horas de la Puerta de Alcalá; ya entonces las calles del recorrido y la Plaza de Colón lucían abarrotadas con un claro protagonismo: el de miles de banderas de España ondeadas por el oportuno viento que esa tarde también se sumó a la cita. Al frente de la pancarta cuyo lema era “España por la libertad. No más cesiones a ETA”, se situó Mariano Rajoy, arropado por todos los dirigentes populares.
Durante su intervención final, reafirmó la posición de su partido frente al terrorismo con palabras que no dejaron lugar a la duda: “Nos ha traído aquí la falta de gallardía de un Gobierno que pretende disfrazar la humillación con razones de política inteligente y la indignidad con excusas humanitarias”. Además animó “a los que les importe España a poner fin a esta situación. Les convoco a defender la nación española y a sumar esfuerzos para recuperar nuestra autoestima como un pueblo que ha sabido dar ejemplo al mundo con su entereza frente al terrorismo”.
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