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La restauración de la Iglesia de San Manuel y San Benito concluirá en el mes de agosto

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Más de cuatro años han tenido que esperar los feligreses de la Parroquia de San Manuel y San Benito para ver comenzar las obras de rehabilitación del único templo bizantino de la ciudad. La dificultad para afrontar la elevada inversión requerida ha sido la principal causa del retraso de estos trabajos, a pesar de que su urgencia era evidente. Buena prueba de ello eran los desprendimientos de la piedra exterior y de los mosaicos en el interior; detalles de gran valor estético que le otrorgaron la categoría de monumento histórico-artístico en 1982.

Hace algo más de un año fue aprobado el proyecto definitivo de rehabilitación, y comenzó entonces la búsqueda desesperada de financiación por parte de los padres agustinos encargados de la gestión de la iglesia desde su origen. En total, un millón de euros que comenzaron a recaudarse gracias a la colaboración generosa de particulares y feligreses, sumada a la aportación inicial del Arzobispado en virtud de un convenio con la Consejería de Cultura del Gobierno Regional. A pesar del esfuerzo, hacían falta cerca de 600.000 euros más, pero pronto surgió la luz al final del túnel en forma de subvención económica de la Comunidad de Madrid, quien se comprometía a facilitar el resto del dinero para la rehabilitación.

Las obras comenzaron el pasado mes de abril bajo la supervisión del arquitecto Luis Izquierdo. El objetivo es anclar las losetas de mármol del exterior, reponer las piezas que faltan y restaurar los mosaicos interiores, muy deteriorados a causa de las filtraciones de agua mediante fibra de vidrio. Hasta el momento todo marcha según lo previsto, por lo que habrá que esperar a los meses de marzo (interior) y agosto (exterior) para comprobar el resultado final de los trabajos.

Los feligreses se muestran encantados con la restauración de uno de los templos más emblematicos de la ciudad, a pesar de algunos inconvenientes asociados a ella como el traslado de varias celebraciones religiosas diarias a uno de los salones parroquiales. También es optimista el párroco de San Manuel y San Benito, quien espera celebrar su próximo centenario en 2010 con la iglesia en buen estado. Sin embargo, no deja de reconocer que el templo “es un enfermo crónico” porque la piedra de Alicante, al parecer, no soporta el clima y la polución de la ciudad. De hecho, esta no es la única restauración que ha sufrido la iglesia, aunque el proyecto actual sí intenta atajar las raíces profundas del deterioro.

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