Después de varios años de espera los vecinos de San Blas, Barajas y Hortaleza se han visto beneficiados con la apertura, hace unos días, de la conexión entre la Avenida de Logroño y la calle Alcalá. Unas 300.000 personas que gracias a este nuevo enlace disfrutarán de conexiones directas con la A-2 y las grandes arterias del este de Madrid (la calle Alcalá, la Avenida de Logroño y la autovía de Barcelona) quedan de esta manera unidas entre sí.
La nueva glorieta apuesta por la conexión de la metrópoli al tiempo que favorece la reducción del ruido, al emplear un asfalto especial, y acaba con las fronteras urbanas existentes entre los tres distritos.
Además, la vía de servicio derecha de la A-2 también se ha prolongado hasta la nueva glorieta facilitando la conexión de Ciudad Pegaso con el centro de Madrid.
“Es una obra que viene de antiguo en su compromiso, pero lo importante es que las cosas se hagan bien”, declaró el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, hace unos días en la inauguración. El ministro de Fomento, José Blanco, agradeció la “paciencia” de los conductores, ya que los trabajos se han acometido en un entorno por el que circulan más de 120.000 automóviles.
