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Lissavetzky denuncia el «futuro incierto» de los viveros de empresa de Madrid

El portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetzky, ha denunciado el incierto futuro que amenaza al vivero de empresas del distrito de San Blas, instalado en un edificio del número 586 de la calle Alcalá. La empresa a quien se adjudicó la gestión ha renunciado a continuar. “Una vez más nos encontramos con el problema de que se adjudican contratos teniendo en cuenta solamente las condiciones económicas y esto nos lleva al desastre”, argumentó el portavoz. “Este mismo modelo se ha aplicado a los contratos de limpieza, con lo cual Madrid tendrá dificultades para resolver los principales problemas de la ciudad: paro y suciedad”.

La incertidumbre sobre el futuro del vivero de San Blas se extiende al de Moratalaz puesto que la gestión corresponde a la misma empresa, Cifesal. “Ya se conocían sus dificultades de liquidez antes incluso de la adjudicación. Sabíamos que tenía problemas con la Agencia Tributaria y con la Seguridad Social y sin embargo se antepuso que ofrecía un servicio de gestión más barato que otras empresas de referencia en este sector”, señaló Lissavetzky. 
 
Cifesal obtuvo la adjudicación de San Blas en 2012 por un precio total de 217.475 euros por dos años y debería finalizar el proyecto en 2015. La gestión del vivero de Moratalaz comenzó en 2013 por un precio de 218.971 euros. El futuro precario de los viveros de San Blas y de Moratalaz, pone en peligro 200 puestos de trabajo, 34 empresas incubadas y otros 49 proyectos.
 
El problema, según Lissavestky, es el modelo de gestión impuesto por la alcaldesa, Ana Botella, de prescindir de criterios profesionales y de experiencia para tener en cuenta simplemente el precio. “Ya lo hemos visto con la limpieza de las calles, las escuelas infantiles, y ahora con los viveros”. “Al final resulta que dos de los problemas más importantes de Madrid, el paro y la limpieza, son difíciles de resolver por la pésima gestión de este gobierno”, insistió el portavoz socialista.
 
Los viveros de empresas constituyen una oportunidad para aquellos emprendedores que tienen ideas, pero carecen de medios. En los viveros se les asesora y se buscan vías para hacerlas crecer.
 
El gobierno municipal anunció a bombo y platillo, este mismo año, el proyecto denominado 7+7 que consistía en añadir siete espacios para nuevas iniciativas empresariales a otros siete ya existentes. “Pero resulta que en vez de sumar 14, solamente se han añadido dos”, ironizó Lissavetzky, refiriéndose a los nuevos centros puestos en marcha (la Factorial Cultural y la Incubadora de empresas de la Universidad Autónoma), ya que los otros anunciados ya existían con anterioridad (Madrid International Lab, Factoría Industrial…), o son reconversiones de los antiguos centros de innovación (Madrid Onrails, centro La Vaguada…).
 
En este último aspecto, el portavoz ha denunciado el cierre de la red de centros de innovación tecnológica (Ciball en el distrito de Centro y Alvarado en Tetuán). “Han querido desnudar a un santo para vestir a otro, pero no hay ninguna mejora sustancial de estas políticas”.
 
Por último, Lissavetzky ha reclamado que estos centros sean gestionados directamente por el Ayuntamiento o, en su defecto, por las asociaciones empresariales de los sectores afectados por su garantía de especialidad y profesionalidad.

 

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