A pesar de que recientemente han comenzado los trabajos de acondicionamiento de los jardines de la Quinta de Torre Arias, el “nuevo” espacio verde que tendrá Madrid, la plataforma vecinal formada para pedir su uso totalmente público continúa con sus acciones para conseguirlo. Tras años de abandono los trabajadores están realizando a contrarreloj las labores de desbroce y tala de ejemplares peligrosos, enfermos o secos para que la promesa de apertura en el próximo mes de julio se pueda cumplir.
Situado en plena calle de Alcalá, en San Blas – Canillejas, esta finca del siglo XVI de noble origen está sin embargo en el centro de las disputas vecinales desde hace meses. La Quinta de Torre Arias es patrimonio de los madrileños desde que en el año 86 la anterior propietaria Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, condesa de Torre Arias, llegara a un acuerdo con el ayuntamiento de la ciudad para ceder la finca tras su fallecimiento, hecho que se produjo en octubre de 2012.
Desde entonces, según Andrés Cabrera, portavoz de la Plataforma Vecinal Quinta de Torre Arias, “se han logrado grandes avances gracias a la presión popular e institucional. En un primer momento nos dijeron que no abriría por falta de presupuesto en esta legislatura y hemos conseguido, esperamos, que para este verano de 2014 pueda pasear la gente por sus caminos”.
La última noticia que alegra a los vecinos es la reciente confirmación oficial por parte del ejecutivo de Ana Botella de que el mantenimiento de los jardines correrá a cargo de los jardineros municipales, otra de las demandas vecinales. Sin embargo, la verdadera batalla que los vecinos tienen con el ayuntamiento y que les lleva a concentrarse los últimos domingos de cada mes en la puerta de la Quinta, el próximo 29 de este mes nos manifestaremos junto al metro de Torre Arias, tiene como cenit la cesión a entidades privadas de la joya de la finca: el palacete.
Gestionar el espacio
La Universidad de Navarra, dependiente del Opus Dei, ha mostrado públicamente la intención de gestionar ese espacio para ofertar en él másteres y postgrados, algo que choca frontalmente con la opinión de los vecinos. “No tenemos ni siquiera un instituto en Canillejas y nos quieren traer una universidad privada en la que matricularse cuesta decenas de miles de euros cuando entre el paro y los sueldos que tenemos en el barrio no nos permitirían que accediéramos” dice un vecino consultado ante esa posibilidad.
El nuevo Plan que, además de la cesión, contempla las obras de un Parking, destrucción de algunas de las edificaciones históricas y construcción de un edificio de más de 1.300 m2, pensamos, es una exigencia de la Universidad de Navarra dado que sería beneficiaria de las obras proyectadas y a la que, claramente, va dirigida la cesión.
Para evitarlo la Plataforma está recogiendo alegaciones que presentará oficialmente para intentar lograr de nuevo otro éxito de la lucha vecinal.
