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La cafetería Nebraska de Bravo Murillo abre de nuevo de la mano de dos antiguos empleados

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Dos antiguos empleados de la cadena de cafeterías Nebraska reabrirán el próximo sábado el local ubicado en el barrio madrileño de Tetuán, en la calle Bravo Murillo 293, que han asegurado que mantendrá «la misma esencia, plantilla y proveedores que las míticas cafeterías».

Tras el cierre de los locales el pasado 11 de enero que dejó sin empleo a 92 trabajadores –entre ellos a estos dos empleados– unas semanas después de que la sociedad propietaria, Nebraska Blanco Hermanos, fuera adquirida por el fondo Corpfin Capital Real Estate, el antiguo gerente del Nebraska, Pedro Simón, y el encargado de mantenimiento de la cadena, Juan Pedro Carrero, decidieron hablar con el propietario del local de Bravo Murillo 293, el único que el Grupo Nebraska tenía alquilado, para así continuar con el arriendo y reabrir el establecimiento.

«Llevábamos 40 años en la empresa y al cerrar las cafeterías y quedarnos en paro pensamos que podía ser viable el alquiler», ha relatado a Europa Press el exgerente, quién ha asegurado que tras el sí del propietario empezaron a «echar números» y comprobaron que «era posible abrir de nuevo el establecimiento».

Asimismo, Simón ha explicado que tras el acuerdo con el propietario, también se pusieron en contacto con el fondo de inversión que adquirió las cafeterías y le transmitieron su intención de abrir de nuevo el local y continuar con la misma línea sin tener ningún tipo de problema al nivel de marca. «Corpfin nos autorizó para seguir adelante con el proyecto ya que ellos sólo estaban interesados en los locales», ha dicho.

Nueva decoración

Durante estos días ambos se encuentran trabajando junto a algunos familiares y amigos para acondicionar el local antes de la inauguración. «Estamos limpiando y pintado porque el local lleva tres meses cerrado y hay que reacondicionarlo», ha señalado Simón.

Precisamente, su objetivo es ese, dar «un toque personal al local», aunque «no quitarán la esencia de la cafetería».

«A nosotros nos gustan los colores más claros y hemos pintado las paredes en blanco, también hemos instalado luces LED para así dar un toque personal a la decoración», ha apuntado Carrero, quien ha transmitido su «inmensa» alegría por poder volver al mismo sitio al que pensaba que no iban a volver tras 40 años de dedicación.

En cuanto al personal, el encargado de mantenimiento ha afirmado que van a ser «de la casa». «La mayoría de los empleados van a ser compañeros nuestros y sólo dos de las contrataciones planeadas serán de dos chicas que no trabajaban antes en la cafetería y que nos vienen bien para dar otra imagen de gente más joven», ha aclarado Carrero.

No obstante, ha reiterado que el negocio va a seguir la misma línea porque «es lo que el barrio demanda».

En este mismo sentido, el nuevo empresario ha relatado que volverá a ejercer como camarero a pesar de que llevaba más de 30 años en mantenimiento porque conoce «muy bien» la profesión aunque «tenga menos práctica».

Continúan los perritos y su famosa salsa

De igual modo, el establecimiento seguirá sirviendo los «famosos» perritos calientes con su salsa de mostaza que dejó de ser un secreto después de que algunos de los trabajadores que fueron despedidos tras el cierre de los locales decidieran desvelar la receta que consiste en una mezcla de mostaza alemana y mahonesa casera.

«Aunque han querido imitarnos la fórmula no van a poder porque pese a que algunos empleados dijeron que la salsa llevaba mostaza y mahonesa, si se ponen a hacerla no sabrán darle el toque que Nebraska le da», ha apostillado Carrero.

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