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Hamburgo

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Cosmopolita, burguesa, transgresora, vanguardista, divertida, sofisticada, empresarial… Es imposible describir con un solo adjetivo a Hamburgo, la segunda ciudad más grande de Alemania y uno de los puertos hansiáticos más importantes de Europa. Durante siglos, el Alster proporcionó a sus habitantes prosperidad y libertad para comerciar con el mundo entero. Esto convirtió a la ciudad en una de las más ricas y poderosas del continente. Hoy, el puerto, el lago central donde se ubica la zona portuaria, sigue activo. Es el segundo lugar de transbordo de contenedores más grande de Europa y donde atracan imponentes cruceros. Pero los antiguos mercaderes son en la actualidad financieros, ejecutivos, artistas o editores. No en balde, en Hamburgo tiene su sede una legión de empresas y residen profesionales de vanguardia.

La panorámica urbana de Hamburgo está marcada por las torres de la Iglesia San Michaelis. Su plataforma, a la que se llega por 453 escalones, brinda una impresionante vista de la ciudad y su puerto. No hay duda de que gran parte del atractivo de Hamburgo gira en  torno al Alster y las orillas del río Elba. Son su columna vertebral. Un laberinto acuático con más de 2.000 puentes y canales que conectan los distintos sectores de la urbe e impregnan el ambiente de un aroma marítimo que trasciende para influir en la personalidad de los hamburgueses. Son estos gente abierta, extrovertida, acostumbrada a tratar con viajeros de todas latitudes, y amantes de incorporar a su vida cualquier novedad de ultramar.

St. Pauli, la Catedral del sexo, o ‘La milla pecadora’
Pero para escuchar el latido del corazón de la ciudad hay que adentrarse por las calles de Schanzen Viertel. Un barrio de moda, con galerías, tiendas, pubs y restaurantes. En él las tendencias de los diseñadores se retrotraen a los años 60 y 70, lo que hace las delicias de los nostálgicos. Pero no nos engañemos. Uno de los barrios por los que Hamburgo es conocido en el mundo entero es por el de St. Pauli. Allí se congrega un exhaustivo repertorio de comedias musicales, cabarets, clubes, discotecas, sex-shops,  espectáculos de toda índole, y en donde iniciaron en los años 60 su carrera Los Beatles. Es el paraíso de la vida noctámbula (los locales permanecen abiertos hasta las 5 de la madrugada) y célebre también por sus prostitutas, que se exhiben en una calle -la Herberstrasse- cuyo acceso sólo está permitido a los adultos.

St. Pauli está lleno de emociones. La tolerancia se palpa en cada rincón. Es un barrio donde se vive y se dejar vivir. Desde el lugar más atrevido hasta el legendario cabaret Angie´s  Nigth Club o el típico St. Pauli Theatre, el más antiguo de la ciudad. Y, para quitarse la reseca de una noche loca, nada mejor que acudir al antiguo mercado del pescado (Fishmarkt) el domingo por la mañana. Allí puede uno de-sayunar patatas con salchichas junto a los compradores de pescado, al tiempo que vocean los precios de sus productos del mar o los subastan.

En el aspecto cultural, pocas ciudades pueden competir con su oferta. Hamburgo goza permanentemente de un asombroso programa de exposiciones de arte, festivales de música, teatro, ópera o ballet. Y, entre sus más de 50 museos, nadie debería perderse el de Work (Artes y oficios) o el del Emigrante, y de sus 60 teatros, el Thalia o el Imperial nunca defraudan. Como tampoco los conciertos de su Orquesta Filarmónica. ¡El panorama cultural de Hamburgo es ilimitado! 

www.franciscogavilan.net.
Más info: Oficina Alemana de Turismo,
c/ San Agustín, 2-1º, 28014 Madrid.
Tel. +34. 91.4293551; e-mail: [email protected]/ www.alemania-turismo.com
 

 

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