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Sttutgart

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Si me obligaran a describir la ciudad alemana de Stuttgart con un solo adjetivo, el de fascinante sería el elegido. Por su historia, sus monumentos, sus jardines, su ambiente, su luz, su estética, y por la conciencia social de sus habitantes, la urbe donde también nació el primer automóvil del mundo, representa un microcosmos del bienestar alemán. 

Aunque Stuttgart se encuentra rodeada de bosques, viñedos, y encantadores pueblitos en medio de una exuberante naturaleza merecedores también de una visita, los primeros pasos hay que encaminarlos a la capital. Y la mejor manera de descubrirla es paseándola. No en balde dispone de numerosas zonas peatonales. Dirigirse a la hermosa Plaza del Palacio es la primera y mejor apuesta. Un sitio ideal para reunirse y “disfrutar de su ambiente”. Sus majestuosos Palacio Nuevo y Castillo Antiguo, así como otros regios edificios, son importantes reminiscencias históricas  y de sugestiva actividad cultural. Antes de abandonar este zona, nada tan atrayente como subir al último piso del Museo del Arte ( un “cubo de cristal”) para admirar no sólo sus importantes colecciones, sino las maravillosas panorámicas de la plaza. Por la noche este curioso edificio se convierte en una escultura de luz. 

Capital del ocio: festivales de música, teatro, gastronomía, vino, cerveza…
Justo al lado de esta plaza, en los bellos Jardines de Palacio, puede contemplarse la celebre Ópera de Stuttgart. Y, no lejos de aquí, el olor a flores y frutas, nos anuncia que estamos llegando a otras plazas típicas: la de Schiller y la del Mercado, que siempre sorprende por su colorista ambiente. Otro mercado imperdible es el cubierto (Markthalle), de estilo modernista y uno de los más bellos de Alemania. Muy distinto a los clásicos, en él se encuentran las más estilosas tiendas y un restaurante de lo más chic.

En Stuttgart abundan preciosas y coquetas plazas, pero dos de las calles céntricas por las que no sólo es inevitable pasear, sino muy deseable, son las peatonales Köningstrasse, de un kilómetro de longitud, y la Calwerstrasse. En ellas, los grandes almacenes y las boutiques de moda brillan con luz propia, junto a librerías, cafeterías, y terrazas al aire libre. Stuttgart está abierta a la modernidad. Pero la cultura y la historia están presentes en muchos museos, en especial en el de la Galería Nacional. Sin olvidar sus tradicionales festivales de música, ballet, así como las Fiestas del Vino de Stuttgart, de la Cerveza, y las de mayor fama internacional: Fiesta de la Primavera y Fiesta del Verano, que encantan a millones de visitantes. 

Museos de Mercedes-Benz y Porsche: la erótica del motor
Una visita a Stuttgart está casi inevitablemente asociada al fascinante mundo de la historia del automóvil. En el Museo Mercedes-Benz el turista emprende un viaje en el tiempo. Desde el año 1886 hasta las innovaciones más espectaculares de la actualidad, que proyectan ya los desafíos del presente y del futuro. Y el de Porsche, con sus coches deportivos, completa la apasionante visión del mundo del motor. Dos joyas de la más vanguardista arquitectura albergan sendos museos. 

Air Berlín (www.airberlin.com) te lleva hasta Stuttgart. Y para hospedarse, sin duda Hotel Camino ([email protected]), en Heilbronner Strabe 21,  es uno de los más apetecibles. La gastronomía típica es excelente y variada en  restaurantes como Alte Kanzlei o Weinstube Löwen, entre otros. www.franciscogavilan.net.  Más info: Oficina de Turismo de Stuttgart, Rotebühlplatz 25, Tel. +49 (0) 711/2228-222 (www.stuttgart-tourist.de)  o Jimena Consulting ([email protected]
 

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