Los vecinos de la calle Ónice siguen con su lucha particular contra la instalación de antenas de telefonía cerca de sus viviendas y de dos centros escolares.
Ahora estos vecinos han decidido someterse a análisis de sangre antes y después de la instalación de dichas antenas. Una forma de demostrar los efectos biológicos que se producen en las personas ex-puestas a este tipo de radiación.
Tanto los residentes de la zona como las familias de los alumnos de los colegios Plácido Domingo y Tirso de Molina, llevan desde el mes de agosto pidiendo a las autoridades que no permitan la instalación de estas antenas. Solicitan que se tenga en cuenta la vulnerabilidad de los niños a las ondas electromagnéticas y la necesidad de alejar las antenas de estos centros escolares, tal y como recomienda el Parlamento Europeo.
El objetivo final de estos vecinos es el de poder emprender acciones judiciales por daños en la salud. Para ello cuentan con apoyos como el de la Asociación Vallisoletana de Afectados por Antenas de Telefonía (Avaate), y el asesoramiento del grupo de científicos expertos que trabajan con esta asociación.
Se han entregado más de 2.000 firmas y 500 alegaciones, y se han reunido con el Defensor del Menor, Ana Botella y la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones del Ministerio de Industria. Una serie de acciones con las que, hasta ahora, no han conseguido una garantía de que no se vayan a instalar dichas antenas ni por parte del Ayuntamiento, ni por la del Ministerio. Por tanto, los vecinos seguirán manifestándose, como han hecho el pasado 13 de noviembre.
